sábado, 9 de agosto de 2008

UNA DE MIS CARTAS DE AMOR

Hoy revisando mis cosas, encontré una carta que me envió Umbriel el 04 de Abril del 2004, en aquel entonces aún no éramos una pareja, la transcribo (puedo hacerla, es mía!!!) para compartirla con ustedes, es increíble como al paso de los años estos sentimientos son prácticamente los mismos (mentira, nos queremos más!!!).
El amor es como un edificio, necesita de buenos cimientos para que la edificación siempre se mantenga firme y lo aguante todo.
Y la carta dice así…
“No te veré hoy, ni mañana, pero escuché tu voz y saber que piensas en mí es como tenerte a mi lado, como sentirte acariciando mi rostro y susurrando un te amo.
No te veré hoy y aunque no quiero que la pena me invada siento que mi día no fue completo porque no pude mirar tus ojos.
Hay cosas que no puedo cambiar, eventos que a veces pueden crear distancia física entre ambos, pero no entre nuestras almas. Estoy seguro que tú sientes lo mismo. Y como dijiste una vez, extrañarte es una forma de amarte más, de poder, estando solo, darme cuenta de todo lo que siento por ti.
Me he dado cuenta, con sólo escucharte, que eres mi alegría, que nada es igual sin ti; que ahora te necesito en cada momento de mi vida, por eso es que te tengo presente siempre, no importa donde esté, siempre.
Te has dado cuenta como poco a poco hemos ido creciendo juntos, experimentando cosas jamás vividas, siempre soñadas. Pero aún así tuviera que describir mi sueño más hermoso, no se compararía a mi realidad presente… tú.
Te amo increíblemente y eso es algo que nunca va ha cambiar. Eres mi vida y has hecho que por fin todo tenga sentido.
Nunca dudes de lo que siento, que es lo más puro que te puedo entregar”.
(Escrito por Umbriel & Oberón)

miércoles, 6 de agosto de 2008

UN RECUERDO DE INFANCIA

Si existe algo que me trae recuerdos de mi primera infancia y sobretodo de mi abuela materna son unas flores blancas y de largo tallo llamadas cartuchos [calas, alcatraces, lillies] éstas crecían en todo el jardín de la casa grande, así llamábamos a la casa de mis abuelos, y desde que tengo memoria siempre me llamaron la atención. Mi abuela era una mujer muy devota, recuerdo perfectamente haberla acompañado muchas veces a la iglesia donde ella con otras señoras se ocupaban de los arreglos florales para las misas, y éstos generalmente eran de cartuchos, ¡cómo olvidar esos jarrones de plata en forma de trompetas llenos de cartuchos! ¡cómo no recordar de esa manera a mi abuela, a quién quise tanto! y sobretodo de la que recibí mucho amor y muchas lecciones también.
Los cartuchos son flores originarias del África, eso no lo sabía sino hasta hace poco, no puedo imaginar como es que llegaron hasta acá, y más aún a ciudades de la sierra peruana, que de hecho es donde mejor se desarrollan por el tipo de clima. Las he visto en Junín, Cajamarca, Arequipa, Ayacucho y Ancash; pero seguramente existe en todo el Perú.
Siempre que puedo compro adornos con este motivo y poco a poco he ido acumulando una colección de objetos en base a cartuchos, la sala de la casa de mis padres parece una sala temática por mi culpa!!!; incluso hay cuadros que pinté donde obviamente los cartuchos fueron mi fuente de inspiración.
Los cartuchos siempre serán mis flores favoritas por lo bellas que son a pesar de su sencillez y por todos los recuerdos que guardo de ellas a través de todos los años vividos…
(Escrito por Oberón)

sábado, 19 de julio de 2008

ESE MINUTO

Si tuve un día en el que me morí; también lo tuve uno en el que volví a nacer. La felicidad de saberme sano hizo que viera el mundo de distinto modo; un mundo más colorido; una vida para vivirla cada día, muchos proyectos por hacer; pero por sobretodo ser aún más feliz de lo que hasta ese día lo había sido…
Desperté muy temprano; realmente se me quitó el sueño al amanecer; esperé hasta las siete de la mañana y junto con mi pareja salimos en dirección de la clínica donde me sacarían la muestra de sangre; todo el tiempo estuve muy tenso; el miedo me invadía todo; sentí temblar mis piernas al acercarme al lugar; pero la presencia de Umbriel era mi soporte. Fueron tan sólo unos minutos los que duré allí; pero sentía que en ese tubo de prueba en el que yacía mi sangre estaba mi vida; pero no sólo la mía sino también la de mis seres queridos. El resultado estaría para las cuatro de la tarde de ese mismo día.
Umbriel no dejó que me quede solo en casa esa mañana; me pidió que lo acompañara a su trabajo y yo lo hice sabiendo que era lo que quería hacer; no sentirme solo; la soledad sólo me provocaba llorar; él siempre me dijo que no estaba enfermo; que no tenía ningún síntoma de estarlo; yo le quería creer con todas mis fuerzas, me salía el positivismo y le sonreía; pero pasados unos segundos otra vez el miedo; ese que te hiela; ese que te hace ver cuanto tiempo desperdiciado hubo en el pasado; ese que sólo te imagina muerto y alrededor tuyo a tu madre y a tu ser amado llorando juntos. Pero estar con Umbriel fue lo mejor que hice esa mañana; me distraje lo suficiente como para que las horas de la mañana se pasen rápido. A la una de la tarde volvimos a casa; almorzamos juntos y luego él llamó a su otro trabajo para pedir permiso para ausentarse. Ya me había dicho que estaría conmigo en el momento de la entrega de los resultados.
A las dos de la tarde estábamos en mi trabajo; yo no podía ausentarme de el; mis padres no sabían nada de lo que me estaba pasando; de allí hasta las cuatro los segundos se volvieron minutos y los minutos; horas. Ya había llorado lo suficiente cómo para seguir haciéndolo allí; Umbriel estaba conmigo; pero también los demás empleados. A las cuatro en punto partimos nuevamente hacia la clínica.
En el trayecto; mientras manejaba sentía que lloraba nuevamente; pero no había lágrimas en mis ojos; la mano de Umbriel sujetaba de rato en rato la mía; lo sentía allí, sereno; pero en el fondo sabía que él también tenía miedo; estaba sufriendo conmigo.
Subimos juntos las escaleras de la clínica y estando a dos gradas para llegar al piso sentí que me quería desvanecer; por primera vez en mi vida el aire se me hizo denso; no podía respirar bien; me agité, quería llorar y no podía; temblaba. Sólo el grito de Umbriel hizo que reaccionara. Me sobrepuse y seguí camino.
Umbriel fue el que entregó el comprobante; el lo guardó todo el día; la persona que me atendió me miró bien; tomó mi carnet de identidad y entró a sacar el sobre con mis resultados; habían otros pacientes sentados tras nuestro, lo único que quería era salir ya de esa tortura; el técnico no salía y fue cuando le dije a Umbriel “este minuto no se lo deseo ni a mi peor enemigo” y era verdad, fue el peor momento del día; el minuto más largo e interminable. Cuando por fin el hombre que tenía mi vida en sus manos salió, Umbriel respiró; no recuerdo cual de los dos tomó el sobre; seguro que yo; pero fue él quien lo abrió; luego me miró y me dijo; ¿ya vez?... te lo dije!!! y cuando leí el resultado y que decía NEGATIVO; me reí como no lo había hecho en meses; agradecí a Dios; a la vida. Caminamos hacia las escaleras y llegando al lugar donde minutos antes casi me había desmayado Umbriel me abrazó y fue entonces que todas las lágrimas que pensé que ya no tenía salieron a borbotones; pero esta vez eran de felicidad; de esa en la que el llanto se confunde con la risa; lo abrazaba llorando y sabía que había gente allí y no me importaba nada; sólo saberme sano; vivo… pero por sobretodo amado.
Manejando nuevamente hacia mi trabajo; reía y hablé tantas cosas que ya ni recuerdo que dije; pero entre tanto si le pedí a Umbriel que fuéramos juntos a la iglesia a agradecer a Dios al domingo siguiente, él estuvo totalmente de acuerdo. ¿Y saben qué? EL nos llevó justo a la primera iglesia a la que Umbriel y yo entramos juntos; a las Nazarenas. Allí frente al “Señor de los Milagros” no pude más que llorar y agradecer el que estuviera allí nuevamente junto al hombre que más amo en esta vida. Oré porque nos diera todos los años posibles para realizar todos nuestros sueños y por supuesto para que me ayude a cumplir todas mis promesas hechas.
Imagino que a estas alturas de mi crónica ya deben haber imaginado la clase de examen que me hice; pero la presencia de Umbriel todo el tiempo a mi lado también habla por sí mismo de que lo que originó todo nada tuvo que ver con nuestra relación como pareja. Igual y sea cual fuere el motivo; solo pido que nunca vivan ESE MINUTO que yo viví.
(Escrito por Oberón)

sábado, 5 de julio de 2008

ORGULLOSO, DE QUE?

El 28 de junio de todos los años se celebra en casi todo el mundo el “Día del Orgullo Gay”, el ¿por qué de este día? pues porque se conmemora los disturbios de Stonewall en Nueva York de 1969 que buscó que la sociedad mundial no niegue nuestra existencia y que por el contrario nos respete y considere como a cualquier ser humano, lo que sucedió aquel día es cuestión de leer un poco de esta historia; pero lo que quedó es la celebración para mí, más absurda en lo que se refiere a nosotros los Gay; que realmente no necesitamos de ningún día para celebrar el hecho de ser lo que somos; porque en realidad el ser gay no tiene porque ser motivo de orgullo; y no es que me sienta mal de ser lo que soy; por el contrario; si de algo estoy orgulloso es de haber logrado muchas cosas, pero no por ser gay; sino porque soy alguien que quiso superarse desde siempre.
Según el diccionario existen varias definiciones de la palabra ORGULLO:
• Satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso
• Exceso de estimación propia; arrogancia
Entonces; ser Gay ¿nos produce satisfacción personal?, ¿debemos ser arrogantes por ser gay?; creo que las respuestas caen por si solas.
Imagino que no todos deben de estar de acuerdo conmigo; es lo justo y hasta en algunos casos necesaria la presencia de detractores; y como abogado del diablo que la estoy haciendo ahora pregunto: ¿estás tan orgulloso de ser gay que ya se lo haz contado a tus padres, hermanos y demás parientes, incluyendo amigos? ¿tus compañeros de estudio o de trabajo ya saben que eres gay?, si la respuesta es afirmativa, me quito el sombrero; pero si no lo es… ¿por qué esconderte si estás orgulloso de ser gay? tendrás muchas respuestas; pero la principal razón sigue siendo la misma: el miedo al rechazo, al que dirán (¿vergüenza? espero que no).
No digas nunca que te sientes orgulloso de tener una profesión “a pesar” de lo que eres; porque eso no sería muy justo ni para ti como humano ni para tu inteligencia; nadie logra nada por ser gay; sino por ser capaz.
No voy a hablar mal de los que celebran ese día “con orgullo”, después de todo no todos somos iguales, además son los que de alguna manera han vencido una gran barrera y ahora pueden exhibirse sin temor a nada ni a nadie, eso si es motivo de orgullo, y los aplaudo; lo demás es solo parte de un gran carnaval fuera de tiempo que nos hacen ver ante el mundo como NO queremos que nos vean. ¿Así somos? ¿así queremos que nos cataloguen a los Gay?; vergüenza ajena (y también propia) es lo que me hace sentir eso. No diré que NUNCA iré alguna vez a esta celebración; después de todo la información escrita que se puede recoger es valiosa; la tuve en mis manos gracias a un amigo que si fue al corso de este año, el espectáculo que pude ver a través de sus fotos fue bueno; mucho esmero pero… realmente no me hizo sentir orgullo de estar representado por hombres disfrazados de mujeres o semidesnudos. Y esto no solo en el Perú sino en todo el mundo.
El “Día del Orgullo Gay” ya está establecido, eso no lo puedo quitar yo ni nadie; pero lo que si puedo hacer es que este día sea un día de celebración diferente; no como si fuera una fiesta de Halloween ni los Carnavales de Venecia o de Río de Janeiro; este año sin querer nos reunimos nueve amigos, todos gay, todos profesionales, algunos con pareja (como yo), otros simplemente solteros y felices de serlo; algunos más “gay” que otros, pero al final todos juntos alrededor de una mesa riendo y compartiendo, disfrutando y sintiéndonos orgullosos no de ser gay sino de ser amigos verdaderos; pero por sobretodo comprometidos a ser cada día mejores personas.
(Escrito por Oberón)

jueves, 26 de junio de 2008

UN ANIVERSARIO MAS...SI IMPORTA!!!

Hace casi un mes mi hermana cumplió tres años de casada y no pude evitar retroceder al día de su matrimonio; fue el evento del año para mi familia, todo estaba perfectamente organizado; el vestido de novia que ella se mandó hacer, en una atelier de diseñador, era muy hermoso (yo también ayudé a escoger el modelo); la casa ese día fue un verdadero alboroto desde muy temprano; los nervios afloraban por doquier; pero todo siguió su curso como si de un ritual (si lo era) se tratara; el maquillador, el peluquero y la masajista invadieron la casa; para que luego de que se marcharan entrara el equipo de filmación y fotógrafos, todos lucíamos radiantes por fuera; por dentro, teníamos el corazón roto. ¿Por qué sentirnos así en un día que tendría que ser de felicidad?
Tres años después tenemos la respuesta; su matrimonio como evento social fue realmente hermoso; ¡todo salió perfecto! una novia bella, la fiesta de ensueños, la comida más schick, vinos, cerveza y whisky por doquier; la música más alegre; muchas risas; muchos brindis; mucho de todo; pero había alguien allí que no era lo que habíamos creído que era; alguien que por sus modales perfectos, su manera de ser tan metrosexual, su delicadeza al tratar a la gente simplemente nos engañó; alguien que lo único bueno que ha hecho en estos tres años de matrimonio de mi hermana, es haberle dado la posibilidad de convertirla en madre; a mis padres en abuelos y a mí en tío. Y este año él simplemente "se olvidó" de su aniversario de bodas.
No me voy a dedicar a contarles la historia de la vida de mi hermana; eso sólo le corresponde a ella; pero no puedo evitar las comparaciones de su vida que en teoría podría ser perfecta; porque ella es “normal” y la mía que “no lo soy”, pobre mi madre; ella también nos compara, sabe lo infeliz que mi hermana es y lo realizado que me siento yo con mi pareja.
Hace poco él y yo cumplimos cuatro años de relación; como ya lo contamos antes; y sin embargo guardo en mi memoria cada celebración que hemos tenido por cada año juntos; llenos de felicidad, conociéndonos cada día un poco más; pero por sobretodo amándonos. La vida a veces es tan rara; y sin embargo esa es, a lo mejor, mi compensación por tantas lágrimas derramadas; por esas noches en que me sentía realmente infeliz por ser como soy, esas noches simplemente han desaparecido y mis amaneceres son los mejores del mundo porque al hacerlo y abrir los ojos, puedo ver que ya nunca más estaré solo.
Hubo un tiempo en el que me hice a la idea de que para mí nunca habría un matrimonio como el de ella, de hecho por la iglesia nunca lo habrá; pero si espero que algún día pueda vestirme de novio y también casarme; a lo mejor no con tanta pompa y sólo con la gente que más queremos; pero sé que ese día será celebrado cada año.
Bueno; ahora dejo por entendido el porque en un post anterior dije que el destino se había cobrado la deuda que mi hermana tenía conmigo y también el porque de mi perdón. Espero con todo mi corazón que su vida gire, tanto que algún día pueda leer este post y reírse de lo que fue su vida hasta que encontró su verdadera felicidad, estoy seguro de que su hijo ya es parte de ella. De verdad lo deseo de corazón.
(Escrito por Oberón)

viernes, 13 de junio de 2008

EL DIA QUE MORI

Hubo un día en que me morí y si no; por lo menos me quitó diez años de una vida que hasta ese momento había sido tranquila, recuerdo cada segundo que viví desde que llegué a casa aquella noche en que mi vida se vio descubierta de la manera más irracional, más equívoca, más cruel; pero que a la vez me abrió las puertas a otra vida; una sin tantas mentiras.
Como son las cosas, acababa de terminar la gran tontería de mi relación con Valeria; mientras manejaba por las calles de la ciudad camino a casa me sentía muy bien conmigo mismo; libre de la gran parodia de hacerme el chico “normal” y por el contrario después de haber tenido el coraje de retroceder y terminar una relación que nunca debió exitir la sensación de libertad que sentía era enorme; estaba feliz, no podía negarlo. Estacioné mi carro en la puerta de la casa y de pronto vi salir a Piero (el novio de mi hermana) a recibirme, lo que verdaderamente me causó extrañeza.
Realmente no me dejó salir del carro; por el contrario él entró y se sentó a mi lado y con la mirada más serena del mundo me dijo: “tu hermana ya sabe que eres gay”; un temblor me inundó de repente, sentía que se abría la tierra a mis pies y que estaba a punto de caer en el fondo del abismo, “lo peor no es eso; está histérica y dice que si no se lo cuentas tú a tu mamá, ella lo hará”. Realmente después de oir eso; no sabía que hacer; era más de medianoche; mis papás estaban en la casa de playa, tenía tiempo para pensar; pero realmente no sabía ¡qué pensar!.
Entonces Piero me propuso ir a algún lugar para conversar; mi hermana estaba en casa y no quería verme; la verdad no se ¡cómo manejé!, pero llegamos a un pequeño pub cercano a mi casa, entramos y nos sentamos en una de las mesas más alejadas de la bulla, Piero pidió un par de cervezas, me tomó del hombro y me dijo “¿sabes?... a mí no me importa lo que eres; yo quiero que sepas que te veo como a mi hermano mayor y te respeto, algún día serás el tío de mis hijos así que lo que hoy me he enterado no altera en nada lo que pienso y siento por ti”… si no lloré en ese instante fue porque aún no llegaba a asimilar lo que me estaba pasando; era tan difícil de creer que no fuera mi hermana la que me estuviera diciendo eso; y por el contrario estaba siendo apoyado por otro hombre; alguien a quien como él me dijo yo también lo respetaba pero en aquel instante comprendía que no solo era eso; sino que también lo estaba viendo tal cual era; y de hecho mi cariño hacía él se estaba haciendo infinito e incondicional. Esa noche Piero me contó de sus muchos amigos gay que yo no sabía que tenía; me habló de la admiración que guardaba por una pareja gay que conoció en Arequipa y que como el amor que ellos se profesaban era lo más sincero que había visto en su vida. Me hablaba con tanto cariño y comprensión que no pude evitar contarle de mi vida, de mis amores frustrados, de mis miedos y también del alivio que estaba sintiendo de ser yo mismo en ese instante; las lágrimas ya no se escondían para ese entonces. Eran las tres de la mañana cuando salimos del lugar camino a mi casa. Cuando llegamos mi hermana estaba dormida; pedí a Piero que se quedara con nosotros a dormir en casa; necesitaba de su apoyo para enfrentar a mi hermana al despertar.
Cuando ya estuve acostado en mi cama lloré, había sido descubierto de la manera más indiscreta del mundo; ella, mi propia hermana había jaqueado mi correo y revisado cada carta que escribí durante toda mi etapa de Héctor y después las del que creí mi mejor amigo; mi famosa “alma gemela”, alguien a quien no solo le había abierto las puertas de mi corazón, de mi vida sino también de mi hogar a su llegada de México; ese amigo que no pudo “evitar” no comunicarse con mi hermana de quien se hizo amigo mientras estuvo en Lima; justamente fue él que a través de sus cartas me vendió poco a poco hasta que ella, matada por la curiosidad no pudo hacer otra cosa que investigarme; como si yo fuera un maleante; en ese momento seguramente yo dejé de ser su hermano.
Obviamente no dormí casi nada; me moría de miedo enfrentarme a quien desde ya me había fallado; cuando hubo claridad tanto del día como de mis ideas; salí de mi habitación y fui en busca de Piero, necesitaba encarar la verdad de un solo golpe. Entré a su habitación, sentía cada latido de mi corazón, la sensación de un sudor frío me invadía y la miré directamente a los ojos; ella también lo hizo con la mirada más fría del mundo y solo dijo “o se lo dices tu a mamá o se lo digo yo” (tal cual me lo había dicho Piero horas antes). ¡Qué solo me sentí en ese instante!
Cuando llegamos a la casa de playa; encontramos a mis papás felices disfrutando de la tranquilidad del lugar; miré a mi mamá y no pude evitar que se me empañaran los ojos; entonces le dije a Piero “no puedo” y él entendió perfectamente a lo que me refería. Habló con mi hermana y juntos sacaron a mi mamá de la casa llevándola al malecón. Yo me quedé mirándolos como poco a poco iban desapareciendo en el horizonte, en realidad sentía que me estaba muriendo; que en esos minutos interminables parte de mi vida se estaba esfumando.
Cuando tuve a mi mamá enfrente a solas en su habitación lo único que hice fue abrazarla con todas mis fuerzas y llorar como creo jamás lloré en mi vida; sabía que no solo era yo el que se estaba muriendo sino que también ella lo estaba haciendo. Cuando las lágrimas cesaron y al fin pudimos hablar, ella lo hizo primero “te amo mucho hijito, NADA cambiará eso”…
Lo único que pude decir a mi hermana cuando nuevamente la tuve al frente fue: “ya debes estar complacida; tu voluntad se ha cumplido; ahora respeta la mía, yo le diré a mi papá cuando YO quiera hacerlo, ¿entendiste?”. Mi mamá estuvo de acuerdo.
Pasó mucho tiempo para que yo pudiera perdonar a mi hermana, después de todo es la única que tengo, supongo que en el fondo la defraudé de algún modo; pero ella lo hizo más y lo supo. Al paso del tiempo el destino encargó de cobrarle cada lágrima que nos hizo derramar a mi mamá y a mí ese día cumpliéndose el dicho “del que la hace la paga”. Hoy no puedo sentir rencor alguno por ella, no podría ya; la deuda se saldó.
Me apena contar también que Piero nunca llegó a casarse con ella; quizá no se merecía ser la esposa de un ser tan noble después de todo; el hecho es que en mis recuerdos guardo el mejor de los afectos por Piero y de verdad ruego que sea feliz.
No sé ¡cómo! pude perdonar a Néstor; incluso lo volví a recibir en mi casa algunos meses después; pero así mismo me di cuenta que el cariño que creía sentir por él ya había disminuido; en el fondo le guardaba rencor por haber sido indiscreto a pesar de mis advertencias; ese año dejamos de hablarnos; sufrí su ausencia; era mi confidente; pero también fue mi peor verdugo. Un año después volvimos a comunicarnos; a vernos también; hasta que desapareció totalmente de mi vida y de este mundo. Me cuenta su pareja que sufrió para morir; quizá así tenía que ser. Hace unos días arreglando mis cosas encontré sus cartas, sus recuerdos y sus fotos, que por fin las puse donde debieron estar desde hace mucho tiempo, en mi basurero.
Al final, y solo a manera de consejo me queda decirles que tarde o temprano todo se descubre; si está en tus manos liberarte de la carga de tu sexualidad, bien por ti; lo que sí te digo es que nunca permitas que sea otra persona la que te descubra, sobretodo ante tus seres queridos. Hoy gracias a Dios, mi mamá bendice mi vida y mi relación con mi pareja.
(Escrito por Oberón)

domingo, 8 de junio de 2008

EL GRAN ERROR DE MI VIDA

¿Qué se debe hacer cuándo uno se enamora de un imposible?, para empezar sería bueno definir “imposible” como algo muy difícil (o casi nulo) de alcanzar; por tanto ¿para qué tanto esfuerzo?, esa situación se convierte en un desgaste de energía pero por sobretodo quita vida. No quiero hacer apología al fracasado, no, para nada!!!... por el contrario, creo también que todo intento por alcanzar la felicidad es válida, pero cuando se tiene al menos un porcentaje visible de posibilidades de salir triunfador.
¿Qué hice yo para “librarme” de ese imposible?, la idea más descabellada y torpe que jamás tuve y tendré en toda mi vida, y se las cuento para que vean que hasta los que nos creemos los más inteligentes del mundo podemos caer exactamente en el lado opuesto de la balanza (llámenme después como mejor gusten).
Mi imposible (o amor platónico) se llamó Néstor, mexicano que vivía en el D.F. con Leonardo, su pareja de años. Lo conocí por internet y desde la primera vez que conversamos descubrimos una cierta afinidad, tanta, que hasta llegamos a pensar que éramos “almas gemelas”, nos hicimos muy amigos, casi hermanos, nos conectábamos todos los días, él era muy aficionado a la historia de nuestros pueblos, y yo le daba en la yema del gusto contándole todo sobre el Perú, porque también conocía bastante de nuestra rica historia, sobretodo la precolombina. En fin, aprendimos a valorarnos y sobretodo a querernos. De pronto, a un poco más de seis meses de conocernos me anunció que vendría de visita a Lima, lo haría con Leonardo y sólo por unos días. No puedo explicar a conciencia que pasó en esos días, pero ese supuesto cariño amical que creí sentir por Néstor simplemente se transformó en uno de esos amores locos, estúpido yo al sentir eso, pero lo peor es que no fui tan indiferente para él tampoco, que sin quererlo al sentirme tan cerca y compenetrado con él también le dio vuelo a la hilacha y me hizo caso el canalla, y si, con Leonardo de cargamento!!!. El caso es que al regresar a su vida Néstor se “curó” de esa calentura y yo, quedé hecho trapo, más solo, más triste y más desgraciado que nunca. Entonces para no sentirme más así “decidí” así con comillas, ser el heterosexual más heterosexual del mundo.
Valeria era una de las mejores amigas de una de mis primas, nos conocimos años atrás así que no me era del todo extraña, al paso del tiempo se convirtió en arquitecta, carrera que también alguna vez tuve en mente para mí, así que, como imaginarán la comunicación entre los dos era fluida, agradable. Lo mejor (o lo peor según de donde se mire) es que sabía que yo le gustaba, se notaba, y valgan verdades, para mí, ella era la mujer perfecta: bella, inteligente, de muy buena familia, ingenua, profesional, y muchos otros atributos que tenía. Nos volvimos a encontrar justo al mes de haber tenido esa triste experiencia de enamorarme del imposible, y ella, Valeria, se convirtió en mi tabla de salvación, así que decidí “enamorarme” de ella.
31 de diciembre, fiesta de fin de año en una de las discotecas de playa de moda del sur de Lima, la luna llena iluminaba el mar totalmente oscuro casi negro, tramo a tramo y rodeando la discoteca había antorchas iluminando el local. 11:59 de la noche, Valeria y yo solos a un lado del mirador, de pronto todos los que allí estaban empezaron a aplaudir y gritar vivas por el año nuevo, y lo que yo quería escuchar lo hice, “si quiero” acababa de decirme ella tal cual lo había planeado, el empezar un nuevo año con una “nueva vida” se cumplió. Oficialmente era el enamorado de Valeria. Nunca me había declarado a nadie y esa noche lo hice por primera vez. Un beso en los labios cerró lo que después pude llamar un FRAUDE.
Veintinueve días duró esa relación, si es que se puede llamar así, no quise que llegara al mes, realmente no había qué celebrar, no crean que solo fue culpa mía, realmente puse de mi parte, pero Valeria demostró ser una buena chica pero muy “hijita de papá”, acostumbrada a los caprichos y yo no resistí la situación; no estaba para nada enamorado de ella ni lo estaría jamás, no era justo para ella ni tampoco para mí, pero también me di cuenta que no podía luchar contra mi propia naturaleza, no había nacido ni siquiera bisexual, así que esa situación se convirtió en el PEOR ERROR DE MI VIDA, lo reconozco.
Así que, ¿qué se debe hacer cuando uno se enamora de un imposible?; pues a decir verdad no tengo ni tendré la respuesta exacta, pero lo que sí puedo afirmar y por experiencia es que “NO SIEMPRE un clavo saca otro clavo”; al menos en casos como el mío.
(Escrito por Oberón)