jueves, 27 de marzo de 2008

UN MUNDO NUEVO POR DESCUBRIR

Lo conocí en un sauna, uno que ya no existe, quedaba en Lince y fui a éste atraído por un aviso en el periódico. Ya había ido varias veces, me gustaba porque era nuevo y la atención era bastante personalizada. Casi siempre iba los miércoles, pero aquella vez fui un jueves, y entonces me encontré a gente diferente, nuevas caras, nuevos cuerpos semidesnudos que admirar ¿por qué los gays nos tapamos tanto? ¿será que en el fondo queremos provocarnos? imagino que sí, y ese sauna no era la excepción, todos caminamos cubriéndonos lo más que podíamos a pesar de las diminutas toallas, pero una vez dentro de alguna cámara (de vapor o seca) y si en ella había “alguien interesante” pues; fuera toalla, por supuesto siempre con nuestra dosis de sutileza característica “prohibido el cruce de piernas, eso sólo está bien para el té de tías”, me dijo una vez un parroquiano.
Esa tarde, estaba completamente distraído, como dije, habían nuevos cuerpos que admirar, pero sobretodo uno me llamó la atención, a pesar de ser delgado tenía un torso marcado y buenas piernas, media alrededor del metro setenta y cinco; era guapo (para que negarlo), de nariz recta, ojos grandes, cabellos ensortijados y la mejor de las sonrisas, que cuando la vi no estaba dirigida a mí sino a uno de los masajistas (que dicho sea de paso, ¡no estaba nada mal!).
Siempre fui muy metódico en mis cosas, y el sauna no escapaba de mis reglas vitales, lo primero que hacía al llegar era entrar a la cámara seca, había gente, así que me acomodé en una esquina y colocándome las manos en la cabeza cerré los ojos, una luz azulada iluminaba el lugar muy tenuemente. De pronto se abrió la puerta y entró el guapo que había visto conversar con el masajista, lo miré directamente a los ojos y él hizo lo mismo, luego se sentó exactamente frente a mí. Lo perseguí con la mirada hasta el momento en que se sentó esperanzado en que al hacerlo “me ganara” visualmente con lo oculto debajo de la toalla; pero no fue así, por el contrario me percaté que el que se estaba ganando era él, pues al mirarlo nuevamente su vista ya no estaba en mis ojos sino bajo mi cintura, luego subió la mirada y se encontró con la mía, siendo mi pago por lo mostrado la más increíble de las sonrisas que había visto hasta ese momento, la cual fue correspondida.
De un momento a otro las otras personas que estaban con nosotros se retiraron del lugar, dejándonos al guapo y a mí a solas, pasaron varios minutos sin ningún movimiento hasta que de pronto lo vi levantarse de su lugar y acercándose a mí con la mano extendida me dijo su nombre a manera de saludo, Pierre, definitivamente su nombre hacía juego con su personalidad y figura. Así empezamos a conversar haciéndome la clásica pregunta ¿vienes siempre a este lugar? “para nada ¿y tu?”, mentimos los dos (¡siempre se miente al dar esa respuesta!); pero después de indagarnos mutuamente empezamos a hablarnos como si nos conociéramos de siempre, y eso nos gustó, hasta que estando el uno al lado del otro y mirándome a los ojos me besó en la boca tomándome por sorpresa. “Perdón, no pude evitarlo, me gustas mucho” fue lo que me dijo. El calor del lugar ya se hacía notar, las gotas de sudor que caían de mi frente ya no eran sólo producto de la cámara seca, en mi mente lo único que resonaba era que yo le gustaba, y eso me dio aliento para hacer lo que había deseado desde que lo había visto coquetear con el masajista. Y fue entonces que esa tarde, y después parte de la noche que estuvimos allí Pierre y yo hicimos de todo. ¿Estaba bien aquello? ¿podría darme el lujo de desperdiciar ese momento? ¿tendría una nueva oportunidad para estar con el pata más guapo del sauna? y muchas preguntas más rondaban por mi cabeza al paso de los besos y caricias. De la cámara seca pasamos a la de vapor y allí fue ¿peor?, las toallas que apenas nos cubrían cayeron al piso totalmente mojadas, mostrándonos totalmente desnudos por primera vez. Obviamente, quienes entraban al lugar y se percataban de nuestros juegos eróticos se salían disimuladamente pero otros se quedaban observando, hasta que el pudor pudo más con nosotros y nos retiramos a un lugar privado. De ello solo puedo contar que después de responderme gran parte de mis propios cuestionamientos decidí finalmente “comerme la cerecita del pastel”.
Luego de aquello, salimos juntos del lugar, eran más de las diez de la noche, intercambiamos correos electrónicos y nos despedimos, dirigiéndonos en sentidos completamente opuestos. Yo guardé el papelito que me dio pensando que nunca más lo volvería a ver, me equivoqué.
Correos van y correos vienen y en el camino, nos hicimos pareja, decisión que hasta hoy no sé si fue la correcta; más que nada porque al paso del tiempo nos dimos cuenta ¡cuán diferentes éramos! y no sólo en pensamientos; sino en gustos y sobretodo, y aunque suene mal decirlo, en posición económica. A lo mejor sabernos diferentes en pensamiento, nos hizo ser más tolerantes el uno con el otro, nunca hubo una pelea por ello, pero si muchas veces tuve que ceder para no llegar a ese extremo. Lo segundo, tener gustos diferentes fue sin duda un gran problema, a mi me gustaba ir al cine o a cenar y a él (que odiaba el cine) ir a un bar a chelear, ¡qué difícil se me hizo acostumbrarme a tomar cerveza! pero por él, aprendí, así como que por él conocí los huecos más increíbles de Lima donde se podía beber las 24 horas del día, lugares a los que nunca habría llegado solo (y aunque si lo hubiese hecho, nunca entrado ni con mis amigos) lugares a los que nunca volví. Tampoco coincidíamos en gustos musicales, yo con las baladas en inglés o español, el pop y el rock, en cambio a Pierre le gustaba todo lo tropical, la música criolla, los boleros y toda la música de cantina, es que había crecido entre bohemios, me contó que su familia era de las que hacía fiestas que terminaban en guitarra y cajón, las veces que prendíamos la radio era siempre para escuchar lo que a él le gustaba, nuevamente había cedido para no pelear, pero eso sí, definitivamente su tipo de música nunca caló en mí (perdón; pero la odio!).
Y de hecho, haber sido educados de diferente manera, tener un entorno familiar y social diferente, no nos hace menos, pero tampoco nos ayudó al entendimiento de muchas cosas, tanto él como yo sufrimos por ello, yo no llegué a acostumbrarme a sus costumbres ni a su vida, él tampoco a la mía, cada cual jaló lo más que pudo al otro hacia su lado; pero fue en vano; tampoco hubo demasiado tiempo para llegar a hacerlo con fuerza, nuestra relación duró lo que tenía que durar. ¿Son las relaciones de pareja sólo de dos personas? si respondiste que sí; ¡qué gran mentira!; es sumamente importante tener en cuenta a la familia y a los amigos. (Única excepción, ser ambos huérfanos de padres y vivir en una isla solitaria)
En los casi dos meses que estuvimos juntos sería injusto decir que todo fue malo; su casi desmedida independencia era lo que más me llamaba la atención, él no se hacía problemas para llegar a su casa a la hora que se le pegaba la gana, en cambio yo, vivía pendiente del reloj. Una noche me llevó al departamento de su mejor amigo gay, y qué grata sorpresa me llevé cuando al ingresar a él me percaté de que se trataba del departamento de una pareja gay, algo que nunca había vivido, y que en mi mundo tan pequeño sólo pensé que existía fuera del país, qué tonto yo al pensar eso, esa noche mi perspectiva creció enormemente, salí de un mundo casi único y completamente irreal para ingresar de plano en el de la vida futura que quería para mí, crear mi propio espacio, vivir al lado de mi pareja, tener un hogar propio después de todo.
No puedo negar que hubo momentos muy gratos que siempre quedarán en mis recuerdos, aprendí de él y gracias a él también hice mejores cimientos para una relación futura. Nuestra ruptura fue a consecuencia de un reproche que le hice, el primero y el último, un reproche que dada nuestras diferentes situaciones económicas sonó mal, porque como se esperaba llegó el momento en que me cansé de ser la billetera de la relación y al parecer eso a él no le gustó, en ese momento no emitió queja alguna, solo me escuchó. Al poco tiempo, y tras días de tratar de comunicarme con él (incluso hasta para pedirle disculpas) recibí un e-mail. Lo abrí emocionado, lo cerré llorando. Mi relación acababa de llegar a su fin.
Lloré mucho, para que negarlo, después de todo Pierre se había convertido en la primera pareja real de mi adultez, aquella con la que había soñado a lo mejor toda mi vida, en la que había depositado mis expectativas de vida; sufrí porque de cierta manera sentí que había fracasado por primera vez y me sentía dolido de haber sido cancelado por él, me hirió en mi orgullo y él lo supo. Sufrí también, porque pensé que nunca más volvería a encontrar a alguien que al verme me “escogiera” entre muchos y porque me sentí solo nuevamente, y la soledad ya no se llevaba conmigo. Pero ese llanto y ese dolor al paso del tiempo me dio fortaleza, me hizo ver los errores cometidos y finalmente me hizo encontrar el camino a la felicidad.
He aquí siete conclusiones a las que llegué después de romper con Pierre y que de hecho me ayudaron a ser lo que ahora soy y tener lo que ahora tengo:
1. Que el amor no discrimina, se presenta simplemente; pero no siempre sale triunfador. (y si lo hace ¡qué viva el amor!)
2. Que una pareja debe ser eso, UNA UNIDAD, no la suma de ambos, la diferencia de gustos, ideas, profesiones, etc. sólo provocará a la larga, peleas que en la mayoría de los casos terminará en rupturas.
3. Que cada uno de nosotros somos perfectos, no necesitamos que nadie nos elija, también podemos elegir.
4. Que terminar una relación no es fracasar; sino evolucionar. La palabra fracaso nunca debe existir en nuestro vocabulario.
5. Que siempre se debe aprender de los errores pensando en el futuro. “Tropezar con la misma piedra” es imperdonable.
6. Que toda historia que llega a su final debe ser a la vez, el inicio de otra nueva y mejor.
7. Que un pastel debe comerse de a pocos, saboreándolo, comerse primero la cereza quita casi siempre el encanto al resto del manjar. (“a buen entendedor...”)
Después de seis meses, y cuando ya estaba iniciando la relación que hoy ya tiene cuatro años, Pierre nuevamente me contactó, me pidió disculpas por la manera de cómo me había tratado y lo más gracioso, me dijo que me amaba y que había sido un tonto al dejarme ir. No saben lo feliz que me puse de saberlo y más aún cuando fui yo quien lo mandó a su casa con el rabo entre las patas. Perdón, soy humano y es que a veces, la venganza puede ser tan dulce!!!
(Escrito por Oberón)

domingo, 16 de marzo de 2008

TÚ NO ME COMPRENDES

"Dime por qué se hace más difícil saber donde estoy,
creo que la soledad encontró un nuevo amigo
y ese soy yo…"
You don´t understand me. Per Gessle
Acerca de la ironía de tener a alguien al lado y sentirse solo e incomprendido.
El tema es ¿realmente no me comprenden? o ¿no soporto que alguien piense diferente o sienta diferente o en menor intensidad?
Historia conocida: homosexual que elige como mejor amigo a un heterosexual para luego querer comportarse como pareja inseparable.
Ese solía ser mi ideal de mejor amigo desde la infancia. Estar juntos, compartirlo todo, contarse todos los eventos cotidianos, sueños y anhelos futuros.
Ya había pasado por algo así con otros amiguitos a más temprana edad pero sin consecuencias funestas, bueno, al menos no tan extremistas… mmm, eso creo. En fin, antes de ingresar a la universidad y durante un bajón anímico en el cual había decidido precisamente no tener más amigos porque me había “enamorado” de uno, conocí a Cristhian; ambos estábamos en el mismo salón de la pre, postulábamos a la misma carrera y empezamos a hablar de tonterías y cosas superficiales. Irónicamente, detrás de su carpeta, con el corazón roto había escrito versos llenos de amargura. ¿Típico? déjenme pues, cuando uno está depre salen las rimas más bonitas y desgarradoras. Así, empezamos a charlar, yo sin muchas ganas de hacer amigos y él encontrando a alguien con quien conversar en un mundo de competencia por el ansiado ingreso.
Sentamos ciertas bases, yo ingresé en el primer examen y meses después él también en el segundo. Así que a esperar el inicio de clases, íbamos a pasar largos años juntos estudiando. No era que me entusiasmara demasiado la idea al principio, pero en ese lapso de esperar el inicio de clases, se aparecía en casa casi a diario, luego de su clase de inglés estaba puntual 9:30 am en mi puerta. Y mis padres le hacían pasar directamente a mi habitación… a despertarme (¿por qué se espantan? Acababa de ingresar a la universidad luego de mucho esfuerzo, merecía unas horitas extra de sueño, allá él que no estudió inglés antes, yo desde chiquito con el inglés hasta el avanzado, oh yeah!)
Y así creo que fuimos teniendo más confianza, yo tenía quien me escuchara, a quien hacerle escuchar tooodas mis canciones y traducírselas para que entendiera lo maravillosas que eran, a quien aconsejar sin juzgar, con quien compartir las cosas triviales y serias. Para él, todo eso era nuevo. Sus “amigos” habían sido compañeritos de colegio, sin más profundidad que la vida de Paris Hilton (pero sin millones), así que yo era el amigo que nunca tuvo, ni imaginó tener además, lleno de detallitos, desprendido, leal, entusiasta y buenísima gente… recontra gay en resumen.
Y así pasaron los primeros meses de clases, atrás quedaron mis temores de acercamiento amical que terminaban en enamoramiento. Me sentía seguro. Cristhian no me atraía físicamente, su “nivel afectivo” no era igual al mío, se vestía horrible, me parecía incompatible con cualquier relación hombre-hombre en el sentido más amplio. Así que me entregué… a dicha amistad.
En esa época estaba en la etapa en la que no podía negar mi atracción hacia los hombres pero tampoco podía aceptarlo ni siquiera conmigo mismo. Así que mis conflictos internos, mi incertidumbre y mi inseguridad empezaron a reclamar más atención de mi mejor amigo.
Craso error contar con alguien que no conocía la palabra reciprocidad, ni sabía estar cuando más se le necesitaba.
Craso error, además, reprochárselo, pues eso se convirtió en tema constante en los años venideros (sí… años).
Mis clásicos “tú no me entiendes” y “yo no te importo” contrapunteando con su “perdóname, prometo que no volverá a pasar”, “sí te quiero, no me di cuenta que te abandonaba” o peor con su “…”. Sí, se convirtió en parte de nuestros altibajos en los que pasábamos de querernos mucho a yo odiarlo y él suplicando.
¿Hubiera sido más fácil alejarme al no encontrar la tan ansiada comprensión? ¿buscarla en otro lado? ¿Hubiera sido más fácil y honesto de su parte mandarme a freír monos con mis lloriqueos y reproches en lugar de darme alas y prometer que la próxima vez sí, que no se dio cuenta, que no pudo mostrar interés porque dios sabe que fuerza desconocida lo mantenía impávido ante mi melodramática crisis emocional?
Quién sabe. El caso es que permanecí en esa turbulenta relación por muchos años, hasta que terminamos la universidad.
Pasaron muchas cosas entre nosotros, corrieron muchas lágrimas por nuestros ojos, nos dejamos de hablar un año entero en cuarto año, nos pasamos muchas veces en alguna esquina sin decirnos nada por horas, solo mascullando mi dolor y él sus disculpas. Llegamos a ser amantes casi al final. Yo fui su primera vez, fui el primero en despertar las sensaciones más intensas dormidas en su piel.
Pero al final me di cuenta de todos los errores que había cometido, lo bajo que había caído y lo poco que me quería a mi mismo. Sucedió lo inevitable y aprovechando ciertas circunstancias, emprendí un camino físicamente lejos de él.
Eso sirvió para poder sacudirme de todo el lastre acumulado, para renacer a una nueva vida, para darme cuenta que sólo se puede querer realmente a alguien cuando te quieres a ti mismo, cuando te aceptas tal como eres, cuando confías y das sin exigir cariño de vuelta.
Hay que tener suerte para encontrar alguien que te dé lo mismo que tú das en una relación, pero saben, creo que eso pasa cuando ambas personas tienen un mismo nivel afectivo y abren sabiamente su corazón a la persona indicada.
Te puedes equivocar. Yo lo hice mucho tiempo pero al final las cosas pueden cambiar, la vida Te puede regalar el amor verdadero, ese que saca lo mejor de ti, tus colores más brillantes y puros. Está allí esperándote, sólo tienes que dejar el orgullo, el egoísmo y quererte mucho!
(Escrito por Umbriel)

YOU DON´T UNDERSTAND ME

martes, 11 de marzo de 2008

HOY

Hoy es un día como cualquiera para todos, pero para mí es un día que pudo ser especial, una fecha más de estar contigo, de compartir mi vida con la persona que amé, de saber que éramos el uno para el otro, pero Hoy, ya no tenemos Hoy.
Hoy, creo entender muchas cosas del amor, del primer amor, cuánto duele perderte y contigo, todo lo vivido a través del tiempo... de las travesuras juntos, de esas noches para nosotros solos, de las visitas a los seres queridos, de los atardeceres en la playa mirando el mar, de las caricias, los besos volados, el caminar tomados de la mano, sintiendo que ese contacto nos uniría para toda la eternidad.
Como poder olvidar cada instante de amor infinito, de ilusiones, de sueños para el futuro, de nuestra casa decorada por nosotros mismos, como olvidar tantos planes no realizados.
Ahora recuerdo todos tus gustos, todas tus atenciones, tus platos favoritos, tu música favorita, esa que la cantábamos juntos, esa que la escuchaba en camino a donde sea y que me traía a ti junto a mí. Como olvidar nuestras canciones, y que gracias a ellas aprendí a escuchar no sólo la música, sino también las letras, entenderlas y asociarlas a ti, a lo que hasta entonces era lo nuestro. Hoy, un día especial para mí, estoy escuchando parte de nuestras vidas y retumba mi amor perdido.
Pero Hoy, un día especial, también recuerdo lo que nos separó, y me doy cuenta que tenía que ser así, que ya no había futuro en lo nuestro, que yo di todo mi ser por hacer que esto perdure, y que tú también lo hiciste, pero muchas circunstancias nos separaron. Hoy veo, con dolor que un amor que se separa con amor, duele más, duele el doble, porque quisiera odiarte y voltear la página, pero no puedo, como odiar a alguien que se amó con toda el alma, a quien se le entregó parte de una vida, no se puede luchar contra ese sentimiento. Ya han pasado muchos meses y aún veo con amor tus cartas, tus regalos, tus fotografías, tal vez el amor que ahora siento ya no es el que antes sentí, es ya de otro tipo, del que se siente por un ser querido lejano al que se le recuerda sólo en ocasiones, cuando existe un estímulo que te devuelve a mi memoria, como Hoy, por la fecha, como hace días, con alguna canción, como seguramente mañana con algún lugar.
Hoy, hubiera seguido siendo especial para ambos, pero ya no lo es, ya nunca volverá a serlo. Hoy me veo diferente, Hoy tengo a alguien a quien volcar todo este amor que pudo haber seguido siendo tuyo, hoy seguramente le diré que soy feliz en su compañía. No siento lo mismo, es diferente, pero me hace bien, me hace sentir que existen diferentes “Hoy” en un año, Hoy será siempre Hoy, pero de ahora en adelante, tendré otros Hoy que celebrar, este ya no.
Hoy me estoy despidiendo para siempre de ti, de mis recuerdos negativos, los positivos los estoy almacenando en algún lugar de mi corazón, un lugar especial por haber sido mi primer amor, nada más.
(Escrito por Oberón, en 1999)

MI JAULA DORADA

Había nacido para amar y ser amado, y hubo un momento en que lo sentí así, un día cualquiera encontré eso mismo y me enamoré, y la vida tomo otro matiz, los colores opacos que antes existían a mi alrededor se tornaron brillantes, más visibles, más hermosos. Y yo me dije, encontré lo que andaba buscando, y fui feliz.
Me sentí aprisionado a un amor verdadero, sano, puro, y me gustaba esa sensación de pertenencia. De que otra persona fuera dueña de mi vida, de mis pensamientos, de mi corazón. Había creado mi propia jaula dorada, donde permanecía a la espera de ese cariño lindo que recibí, y yo a mi vez desbordaba en amor y lo demostraba en cada canto matutino, era feliz.
Hasta que un día yo mismo abrí la puerta de esta jaula y me escapé, vagué por el mundo exterior buscando aún más felicidad, pero no la encontré, ya la había descubierto antes y no me había dado cuenta cuan grande era, y reaccioné, y volví. Aún la puerta estaba abierta, no había tardado mucho.
Y nuevamente me sentí lleno de vida, de amor, pero en ese transcurso que duró mi volar, ya algo había cambiado allí, ya no se sentía el mismo calor, había una brisa que refrescaba el ambiente, un aire nuevo en la habitación. Pero no importó mucho, la esencia del amor seguía allí, y sobreviví a él.
Hasta que un día también cualquiera, a casi un año de este primero, abriste mi jaula dorada, me tomaste con cariño entre tus manos, pasaste los dedos tiernamente por mi cuerpo, mi cabeza, me diste un beso, el más amoroso que pudiste y me soltaste al mundo, me dejaste volar, y yo, volé.
Agité mis alas lo más que pude, tomé velocidad, pero en un momento dado, miré hacia atrás y vi que dejaba parte de mi vida allí y quise regresar, te canté con el resto de amor que aún me quedaba, triné mis súplicas, sentí que debía hacerlo, que quería hacerlo, pero la jaula ya no se abrió. La puerta tenía nueva cerradura, y en ese instante me di cuenta que esa ya no era mi jaula dorada, la había perdido para siempre, y canté con todo mi amor, te canté que había sido muy feliz en mi jaula dorada, y cuando ya no tuve mas aire para seguir, volé nuevamente hacia el mundo, esperando que en cualquier momento vuelva a ver un par de manos abiertas a mi cuerpo y que éstas me tomen con cariño, con amor y que nuevamente me pongan en otra jaula nueva... y dorada.
(Escrito por Oberón, en 1999)

lunes, 10 de marzo de 2008

ME ENAMORE POR INTERNET

Cuántos de nosotros hemos mirado con un signo de interrogación gigantesco, cuando alguno de nuestros amigos con la cara más embobada nos contó que había conocido al ser más maravilloso del mundo y que estaba completamente enamorado y cuando nosotros felices por la noticia le preguntamos que dónde lo había conocido (así de paso íbamos al mismo lugar para tentar la misma suerte) nos salió con que por “internet”. Seguramente muchos de nosotros hemos pasado por ese momento. Y es que ¿nos podemos enamorar por internet?, ahora que escribo esta parte de mi historia se me viene a la mente “Sex and the city” donde la rubilinda Carry Bratshaw interpretado por Sarah Jessica Parker escribía como lo estoy haciendo en estos momentos; claro que la diferencia es que yo no soy rubio. En fin, respondiendo a la pregunta que me hice hace un instante, sí. ¿Sí?, para sorpresa de muchos de ustedes, soy el más ferviente creyente de que uno sí se puede enamorar por internet, a mí me pasó.
Por esas cosas del destino caí en un trabajo maravilloso, con un horario bastante holgado que me permitía asistir a un segundo trabajo sin mayor problema, y lo mejor de todo, tenía internet las veinticuatro horas del día. Corría el año 1998, yo no conocía mucho de computación, pero la necesidad me hizo aprender rápidamente, estaba feliz con ese trabajo, el sueldo era bueno y me permitió cancelar mi carro nuevo en poco tiempo. Algunas veces tenía que cumplir guardias nocturnas de doce horas, entraba a las ocho de la noche y salía a las ocho de la mañana y fue así que en una de esas madrugadas, como jugando, entré a un chat gay mexicano y por primera vez, conversé con alguien que era como yo. Me cayó muy bien de arranque, se llamaba Héctor, por razones de trabajo vivía solo en la costa oeste de México pero su lugar de nacimiento era el D.F., conversamos gran parte de la noche y cuando ya tuvimos que despedirnos intercambiamos correos y así empezó nuestra amistad.
Y el tiempo hizo que nos escribiéramos todos los días, contándonos primero toda nuestra vida pasada, nuestras experiencias anteriores, los errores del pasado y también nuestros deseos futuros. Héctor me contó que estaba saliendo de una relación de varios años, ya tenía dos meses sin pareja, los mismos que tenía en esa ciudad y estaba contento. Por mi parte le conté que él era el primer hombre (y gay) con quien me conectaba, que había vivido en un ostracismo de años, todos los de mi carrera y los demás que siguieron y en los que me dediqué sólo a crecer profesionalmente olvidando esa parte “oscura” de mi vida. Nunca me dijo nada al respecto, esperaba un reproche, pero no, fue cauto y me gustó eso. Esa amistad siguió creciendo a medida que pasaban los días, el trabajo ya no sólo implicaba estar horas frente a la pantalla sino que había la motivación de encontrar a mi amigo de tan lejos, pero a la vez tan cerca de mí.
Y hubo una noche en que ya no se pudo fingir más, sabíamos que habíamos traspasado la barrera de la amistad, sin quererlo ambos estábamos enamorados. A esta altura de mi escrito, siento algunas caras sonriendo, pero eso pasó conmigo. ¿Cómo no enamorarme de alguien que me entendía tan bien como él?, el único detalle era que yo estaba acá y él a kilómetros de mí, pero por lo demás todo funcionaba. Las lágrimas que noches anteriores a Héctor acompañaban mis sueños se convirtieron en sonrisas, mi carácter cambio, mi vida entera cambió!!! ¡Qué hermoso fue escucharlo por teléfono la primera vez!, sentir esa voz masculina, con su típico dejo mexicano llamarme por mi nombre o decirme “amor”, como no recordar que cuando colgué el teléfono lloré como nunca lo había hecho por nadie hasta ese momento porque lo que más añoraba era estar a su lado, abrazarlo con todas mis fuerzas, darle el más dulce de mis besos y decirle mirándole a los ojos todo lo que mi corazón sentía por él. Acaso eso ¿no era amor?, claro que sí lo era, estoy seguro. Y fue así que Héctor se convirtió en mi “primer amor”, que luego diferencié perfectamente del “amor de mi vida”, pero hasta ese entonces él lo era todo.
Fue un romance lindo, de intercambios de regalos a través del correo convencional. Cuán emocionante era recibir los paquetes que contenían objetos que días antes fueron tocados por él, aún guardo su libro favorito “El Beso de la Mujer Araña” al igual que muchos discos y regalos que adornan mis estantes. Héctor significó mucho en mi vida, realmente lo amé y fue difícil la ruptura que sucedió un año después. Buscar el motivo principal de ella se me hace difícil precisar, quizá la distancia, el no poder realizarnos como pareja, las tentaciones que empezaron a pulular por nuestro rededor, quien sabe exactamente lo que pasó, pero pasó y así llegó a su fin un año lleno de ilusión y sobretodo el despertar en mí del hombre que sabía podía amar a otro igual.
Con el tiempo Héctor se mudó a Tijuana y allí conoció al que ahora es el gran amor de su vida. Ahora viven en San Francisco en los Estados Unidos y son felices.
Hoy puedo decir que quiero a Héctor con igual fuerza de aquella vez, pero de diferente manera, es ya un amor netamente de amigos, de los grandes que fuimos. Nos comunicamos poco, tal vez una o dos veces al año, pero no hemos dejado de hacerlo. Aún me emociono cuando me llama por teléfono por mi cumpleaños, regresan a mi esos recuerdos de momentos que no volverán pero que quedaron para siempre en mi memoria y en mi corazón. Sí, el amor también es así.
(Romper con Héctor me costó asimilarlo, pero fue sólo el tiempo el que curó esa herida en mi corazón. De ese momento quedaron “Mi Jaula Dorada” y “Hoy” escritos que me sirvieron de mucho para enterrar mi dolor)
(Escrito por Oberón)

domingo, 9 de marzo de 2008

EL POR QUÉ Y PARA QUÉ DE CRÓNICAS DE URANO

Hace algún tiempo atrás, tuvimos la inquietud de tener un espacio en el cual pudiéramos plasmar todas nuestras ideas. Hoy éste ya existe y lo llamamos Crónicas de Urano en honor al sétimo planeta de nuestro sistema solar, que es, junto con Venus, uno de los dos planetas que gira en sentido contrario a los demás, con lo cual nos sentimos plenamente identificados.
¿Por qué este blog? Simplemente porque nos gusta expresarnos a través de la escritura, lo hemos hecho antes, tal vez con estilos diferentes e influencias diversas pero al final, con el mismo objetivo: Llegar a ti.
¿Para qué? Para que a través de nuestras crónicas también formemos parte activa de este mundo al cual pertenecemos y del cual nos sentimos orgullosos, un mundo aparentemente oculto y pequeño pero que en realidad, es más grande y maravilloso de lo que imaginamos.
Creemos que si al leernos logramos hacerte partícipe de nuestras vivencias y te hacemos reír o quizá algunas veces hasta llorar, es sólo para demostrarte que no eres el único hombre que siente lo que tú sientes, que ama como tú amas o que anhela lo que tú anhelas, por el contrario, eres uno más de nosotros y nada debe hacerte sentir extraño o diferente.
Hoy, 9 de marzo, con tres años y diez meses de estar juntos, Umbriel & Oberón, iniciamos esta aventura y te invitamos a formar parte de Crónicas de Urano. ¡Bienvenido!