viernes, 27 de agosto de 2010

CONTRACORRIENTE, la película

Sin lugar a dudas CONTRACORRIENTE es la película que más me ha llenado de orgullo, no sólo porque es una producción peruana (y colombiana) sino porque toca un tema tan controversial como lo es la homosexualidad en una sociedad que aún no está preparada para entender que el amor es un sentimiento que no mide géneros.

Y no sólo me dio gusto apreciar una película con un argumento completamente creíble, sino que los protagonistas se hicieron del papel tanto que yo lloré y sufrí con cada uno de ellos y me sentí en parte identificado, porque lo que les pasa a ellos alguna vez también me pasó, como el toparse con un gay que aún a pesar de amar a otro hombre no se acepta como tal y aún jura que es muy macho por tener mujer o hijos.

Es tan buena la película que no existe ni una escena sobrante, ni tampoco un personaje por demás. La fotografía es bellísima, y a pesar de que ésta enfoca un pueblo de pescadores muy humilde, si dan ganas de visitarlo y contemplar el maravilloso océano desde las ventanas de sus casas. Cabo Blanco es realmente inspirador, muero de ganas por caminar descalzo por esas playas de arena fina y dorada y bañarme en el turquesa de sus aguas.

Mención aparte se merecen los protagonistas, Manolo Cardona, colombiano cuya belleza como hombre no distrae para nada la calidad de su actuación y la de Cristian Mercado, un boliviano que se roba la película, un actor de primera y que tras su imagen ruda de hombre de pueblo irradia ese “no sé qué” que lo hace irresistible. Y de hecho, la peruana Tatiana Astengo en el papel de la esposa engañada completa el trío de manera limpia.

Recomiendo plenamente esta película ganadora de muchos premios en diversos festivales del mundo, esperando sientan la emoción que yo siento y sentiré por haber sido espectador de una de las mejores películas de temática gay que un país latino ha realizado. Por cierto, no se descarta que sea seleccionada para los Oscar del próximo año, ojalá que sí (¡y que lo gane!).

(Escrito por Oberón)

martes, 3 de agosto de 2010

NUEVAMENTE PINTANDO DE COLORES MI VIDA

Ha pasado más de un mes de la partida de mi padre y por fin me he vestido con otros colores que no fueran el negro, el gris y el blanco. Se dice que el dolor se lleva por dentro y aunque aún hoy mi corazón está roto por la tristeza, ésta no la quiero exteriorizar también a través de mi ropa. Me prometí guardar luto por un mes y cumplí, pero me costó.

Hoy me visto con mis colores favoritos, haciendo votos de que éstos simbolicen también el estado de mi ánimo, que me llenen de la energía que da la vida.

No más negros, oscuros y tétricos. No más grises como el cielo de la Lima invernal. No más blancos, que aunque Umbriel siempre me dice que me queda lindo no me llama a vestirme con este color.

Que vuelvan a mi vida los azules y los morados en todas sus gamas, mis símbolos de alegría, ya que son mis colores favoritos.


Que pronto pueda usar los verdes y marrones, que también me gustan.


Que vestirme así no signifique que mi padre está siendo olvidado, sino que por el contrario, a través de los colores de mi ropa demuestre que para mí nunca ha muerto y que ha de vivir siempre en mi corazón…


(Escrito por Oberón)