jueves, 25 de diciembre de 2008

VOLVER A EMPEZAR...

Tras cuatro meses de alejamiento involuntario, anunciamos que nuevamente hemos recargado baterias para reiniciar una nueva etapa para CRONICAS DE URANO a partir de Enero del 2009.
Queremos agradecer las más de 2000 visitas que tuvimos en estos más de 120 días de ausencia, ello nos ha motivado aún más a retornar con todos los ánimos de continuar contando nuestras experiencias y otras cosas más.
Un fuerte abrazo a todos Ustedes,
Los queremos mucho:
Umbriel & Oberón

domingo, 24 de agosto de 2008

TURN TO ME

VEN HACIA MI

Cuando tu corazón se rompa,
cuando todo se haya dicho y hecho
y estés buscando un lugar donde huir
Ven hacia mi...
Cuando la luna se ponga fria
cuando tu historia se haya acabado
y todo esté oscuro y gris
y hayas escondido tu arcoiris
Ven hacia mi...
Turn to me - Per Gessle

Siempre pensé que por ser homosexual iba a tener que ocultarme de todo el mundo y enterrar mis sentimientos. Sí, ya sé que por eso hemos pasado sino todos, pues la gran mayoría sí. Vuelvo al tema del que hablaba anteriormente, es decir salir del closet o compartir esta parte de tu vida con personas a las que quieres y que te gustaría que vieran este aspecto como uno más entre tantos.

Sé que no siempre es fácil y que algunas veces las condiciones en las que ocurre el famoso "coming out" son tan devastadoras como lo que le pasó a mi querido Oberón (léase post anterior: El día que morí).

Tenemos tanto miendo de que nuestro mayor y más oscuro secreto se sepa que nos volvemos locos tratando de ocultarlo, al menos a nuestra familia y amigos heterosexuales.

Hasta ahora he tenido suerte, pues todos mis amigos que saben "mi secretito" lo han tomado muy bien. No he tenido que pasar por cosas tan dolorosas como ser obligado a decirle a tu madre y por tu propia hermana. Yo no creo que hubiera podido perdonar a alguna de mis hermanas si me hicieran algo así. Definitivamente Oberón es mejor ser humano que yo y lo hizo, por eso creo que lo amo mucho más.

Creo que mi primer "coming out" fue algo gracioso y bochornoso a la vez. Estudié con Ernesto desde cuarto de secundaria, pero en realidad nos hicimos más amigos ya al acabar 5to. No sólo yo me había dado cuenta que él era "diferente" pues algunos compañeros crueles hacían mofa de él y de algunos otros amigos que conformaban su grupo.

Bueno, como decía, al terminar el colegio él me contó, en un momento de tristeza, que le gustaba un chico de su universidad y que era gay y que esperaba que eso no cambiara nada entre nosotros. Imagínense, él haciendo su "coming out" precisamente conmigo! Ustedes supondrán que le abrí los brazos y le dije: "Yo también!!!"... pero no. Bueno, lo primero sí. Le dije q no iba a cambiar nada, que lo quería igual y aún más y que confiara en mí. No me atreví a decirle nada más, no me sentía preparado... además no quería opacar su salida triunfal del closet conmigo.

Mientras tanto yo había descubierto el portal de #gayperu y me había puesto en contacto con un patita, David, que me cayó muy bien desde sus primeros mails. Le dije q era un novato en esto, que nunca había conocido a nadie por ese medio y menos gay, lo cual era muy cierto. Total, Ernesto no contaba como tal pues yo lo había conocido en otras circunstancias.

Tras varios días de correspondencia, decidimos conocernos. Era un chico bastante simpático, un poco más alto que yo y divertido. Conversamos de muchas cosas, de cómo sus papás, que descubrieron que él era gay, lo habían llevado a un psiquiatra que aseguró que dándole hormonas lo "curarían" de este "terrible transtorno". Y luego de caminar un poco por el centro de mi ciudad (que no es Lima) pasamos por la plaza de armas... que desde ese entonces ya era un punto de encuentro gay.

Para mi sorpresa, apenas pusimos pie en la plaza de armas, apareció Ernesto que me saludó efusivamente (e inocentemente) y también a mi acompañante pues eran también buenos amigos. La mirada de David me lo dijo todo... "¿¿¿No que tú no conocias a NADIE del ambiente???" y con esa mirada deseé que la tierra se abriera y se tragara... a Ernesto. Entendí que ponerme a explicar que éramos amigos de colegio iba a ser inútil. Para colmo tras una incómoda conversación, ambos, que vivían por la misma zona, se fueron juntos y me dejaron allí en pleno "point" rosa completamente solo.

Razoné un poco y me di cuenta que más importante que quedar bien con David, era hablar con Ernesto pues como que también me había lanzado una miradita con mensaje, el cual decía "Y tú de donde conoces a mi amigo gay? mmh?" Así que lo llamé y le dije que quería conversar de algo con él. Ya en su casa le conté lo que había pasado y que a mí también me gustaban los hombres. Todo esto nos llevó a unirnos más y a crear lazos que se fortalecieron durante los años siguientes. Compartimos mucho, desde los chismes de discoteca hasta asuntos más trascendentales. En su hombro lloré mis dos rupturas de pareja, compartí mis aventuras y desventuras en busca del verdadero amor.

El se asombraba de como yo aparecía en su negocio justo cuando él más necesitaba conversar conmigo o una palabra de aliento (no había celular en esa época) y él siempre estuvo dispuesto a escucharme y a darme los mejores consejos. Me ayudó a esclarecer mis pensamientos cuando, abrumado por los estudios, la presencia de Cristhian en mi vida (ver post previo: Tú no me comprendes)

Cuando tuve que irme de mi ciudad para hacer el internado en Lima, sentí que lo estaba abandonando. Me dolió en el alma dejarlo. Mis otros amigos, siempre tendrían a sus otros amigos, y Ernesto también los tenía pero éramos tan unidos que nada iba a ser igual. Coincidentemente, él encontró a alguien especial casi al mismo tiempo que yo y que ahora comparte su vida ya más de cuatro años!!!

Lo más lindo de tener un amigo es saber que ni la distancia ni el tiempo pueden apartarnos. Puede que no hablemos tanto o con tanta frecuencia como antes, pero sé que cada vez que lo hacemos es muy reconfortante. Nunca dudes en decirle a tus amigos lo mucho que te importan y que quieres saber que está pasando en su mundo.

Todos necesitamos a nuestros amigos para sentirnos vivos y volver a sonreir luego de que las lágrimas han empañado nuestros ojos.

(Escrito por Umbriel)

sábado, 9 de agosto de 2008

UNA DE MIS CARTAS DE AMOR

Hoy revisando mis cosas, encontré una carta que me envió Umbriel el 04 de Abril del 2004, en aquel entonces aún no éramos una pareja, la transcribo (puedo hacerla, es mía!!!) para compartirla con ustedes, es increíble como al paso de los años estos sentimientos son prácticamente los mismos (mentira, nos queremos más!!!).
El amor es como un edificio, necesita de buenos cimientos para que la edificación siempre se mantenga firme y lo aguante todo.
Y la carta dice así…
“No te veré hoy, ni mañana, pero escuché tu voz y saber que piensas en mí es como tenerte a mi lado, como sentirte acariciando mi rostro y susurrando un te amo.
No te veré hoy y aunque no quiero que la pena me invada siento que mi día no fue completo porque no pude mirar tus ojos.
Hay cosas que no puedo cambiar, eventos que a veces pueden crear distancia física entre ambos, pero no entre nuestras almas. Estoy seguro que tú sientes lo mismo. Y como dijiste una vez, extrañarte es una forma de amarte más, de poder, estando solo, darme cuenta de todo lo que siento por ti.
Me he dado cuenta, con sólo escucharte, que eres mi alegría, que nada es igual sin ti; que ahora te necesito en cada momento de mi vida, por eso es que te tengo presente siempre, no importa donde esté, siempre.
Te has dado cuenta como poco a poco hemos ido creciendo juntos, experimentando cosas jamás vividas, siempre soñadas. Pero aún así tuviera que describir mi sueño más hermoso, no se compararía a mi realidad presente… tú.
Te amo increíblemente y eso es algo que nunca va ha cambiar. Eres mi vida y has hecho que por fin todo tenga sentido.
Nunca dudes de lo que siento, que es lo más puro que te puedo entregar”.
(Escrito por Umbriel & Oberón)

miércoles, 6 de agosto de 2008

UN RECUERDO DE INFANCIA

Si existe algo que me trae recuerdos de mi primera infancia y sobretodo de mi abuela materna son unas flores blancas y de largo tallo llamadas cartuchos [calas, alcatraces, lillies] éstas crecían en todo el jardín de la casa grande, así llamábamos a la casa de mis abuelos, y desde que tengo memoria siempre me llamaron la atención. Mi abuela era una mujer muy devota, recuerdo perfectamente haberla acompañado muchas veces a la iglesia donde ella con otras señoras se ocupaban de los arreglos florales para las misas, y éstos generalmente eran de cartuchos, ¡cómo olvidar esos jarrones de plata en forma de trompetas llenos de cartuchos! ¡cómo no recordar de esa manera a mi abuela, a quién quise tanto! y sobretodo de la que recibí mucho amor y muchas lecciones también.
Los cartuchos son flores originarias del África, eso no lo sabía sino hasta hace poco, no puedo imaginar como es que llegaron hasta acá, y más aún a ciudades de la sierra peruana, que de hecho es donde mejor se desarrollan por el tipo de clima. Las he visto en Junín, Cajamarca, Arequipa, Ayacucho y Ancash; pero seguramente existe en todo el Perú.
Siempre que puedo compro adornos con este motivo y poco a poco he ido acumulando una colección de objetos en base a cartuchos, la sala de la casa de mis padres parece una sala temática por mi culpa!!!; incluso hay cuadros que pinté donde obviamente los cartuchos fueron mi fuente de inspiración.
Los cartuchos siempre serán mis flores favoritas por lo bellas que son a pesar de su sencillez y por todos los recuerdos que guardo de ellas a través de todos los años vividos…
(Escrito por Oberón)

sábado, 19 de julio de 2008

ESE MINUTO

Si tuve un día en el que me morí; también lo tuve uno en el que volví a nacer. La felicidad de saberme sano hizo que viera el mundo de distinto modo; un mundo más colorido; una vida para vivirla cada día, muchos proyectos por hacer; pero por sobretodo ser aún más feliz de lo que hasta ese día lo había sido…
Desperté muy temprano; realmente se me quitó el sueño al amanecer; esperé hasta las siete de la mañana y junto con mi pareja salimos en dirección de la clínica donde me sacarían la muestra de sangre; todo el tiempo estuve muy tenso; el miedo me invadía todo; sentí temblar mis piernas al acercarme al lugar; pero la presencia de Umbriel era mi soporte. Fueron tan sólo unos minutos los que duré allí; pero sentía que en ese tubo de prueba en el que yacía mi sangre estaba mi vida; pero no sólo la mía sino también la de mis seres queridos. El resultado estaría para las cuatro de la tarde de ese mismo día.
Umbriel no dejó que me quede solo en casa esa mañana; me pidió que lo acompañara a su trabajo y yo lo hice sabiendo que era lo que quería hacer; no sentirme solo; la soledad sólo me provocaba llorar; él siempre me dijo que no estaba enfermo; que no tenía ningún síntoma de estarlo; yo le quería creer con todas mis fuerzas, me salía el positivismo y le sonreía; pero pasados unos segundos otra vez el miedo; ese que te hiela; ese que te hace ver cuanto tiempo desperdiciado hubo en el pasado; ese que sólo te imagina muerto y alrededor tuyo a tu madre y a tu ser amado llorando juntos. Pero estar con Umbriel fue lo mejor que hice esa mañana; me distraje lo suficiente como para que las horas de la mañana se pasen rápido. A la una de la tarde volvimos a casa; almorzamos juntos y luego él llamó a su otro trabajo para pedir permiso para ausentarse. Ya me había dicho que estaría conmigo en el momento de la entrega de los resultados.
A las dos de la tarde estábamos en mi trabajo; yo no podía ausentarme de el; mis padres no sabían nada de lo que me estaba pasando; de allí hasta las cuatro los segundos se volvieron minutos y los minutos; horas. Ya había llorado lo suficiente cómo para seguir haciéndolo allí; Umbriel estaba conmigo; pero también los demás empleados. A las cuatro en punto partimos nuevamente hacia la clínica.
En el trayecto; mientras manejaba sentía que lloraba nuevamente; pero no había lágrimas en mis ojos; la mano de Umbriel sujetaba de rato en rato la mía; lo sentía allí, sereno; pero en el fondo sabía que él también tenía miedo; estaba sufriendo conmigo.
Subimos juntos las escaleras de la clínica y estando a dos gradas para llegar al piso sentí que me quería desvanecer; por primera vez en mi vida el aire se me hizo denso; no podía respirar bien; me agité, quería llorar y no podía; temblaba. Sólo el grito de Umbriel hizo que reaccionara. Me sobrepuse y seguí camino.
Umbriel fue el que entregó el comprobante; el lo guardó todo el día; la persona que me atendió me miró bien; tomó mi carnet de identidad y entró a sacar el sobre con mis resultados; habían otros pacientes sentados tras nuestro, lo único que quería era salir ya de esa tortura; el técnico no salía y fue cuando le dije a Umbriel “este minuto no se lo deseo ni a mi peor enemigo” y era verdad, fue el peor momento del día; el minuto más largo e interminable. Cuando por fin el hombre que tenía mi vida en sus manos salió, Umbriel respiró; no recuerdo cual de los dos tomó el sobre; seguro que yo; pero fue él quien lo abrió; luego me miró y me dijo; ¿ya vez?... te lo dije!!! y cuando leí el resultado y que decía NEGATIVO; me reí como no lo había hecho en meses; agradecí a Dios; a la vida. Caminamos hacia las escaleras y llegando al lugar donde minutos antes casi me había desmayado Umbriel me abrazó y fue entonces que todas las lágrimas que pensé que ya no tenía salieron a borbotones; pero esta vez eran de felicidad; de esa en la que el llanto se confunde con la risa; lo abrazaba llorando y sabía que había gente allí y no me importaba nada; sólo saberme sano; vivo… pero por sobretodo amado.
Manejando nuevamente hacia mi trabajo; reía y hablé tantas cosas que ya ni recuerdo que dije; pero entre tanto si le pedí a Umbriel que fuéramos juntos a la iglesia a agradecer a Dios al domingo siguiente, él estuvo totalmente de acuerdo. ¿Y saben qué? EL nos llevó justo a la primera iglesia a la que Umbriel y yo entramos juntos; a las Nazarenas. Allí frente al “Señor de los Milagros” no pude más que llorar y agradecer el que estuviera allí nuevamente junto al hombre que más amo en esta vida. Oré porque nos diera todos los años posibles para realizar todos nuestros sueños y por supuesto para que me ayude a cumplir todas mis promesas hechas.
Imagino que a estas alturas de mi crónica ya deben haber imaginado la clase de examen que me hice; pero la presencia de Umbriel todo el tiempo a mi lado también habla por sí mismo de que lo que originó todo nada tuvo que ver con nuestra relación como pareja. Igual y sea cual fuere el motivo; solo pido que nunca vivan ESE MINUTO que yo viví.
(Escrito por Oberón)

sábado, 5 de julio de 2008

ORGULLOSO, DE QUE?

El 28 de junio de todos los años se celebra en casi todo el mundo el “Día del Orgullo Gay”, el ¿por qué de este día? pues porque se conmemora los disturbios de Stonewall en Nueva York de 1969 que buscó que la sociedad mundial no niegue nuestra existencia y que por el contrario nos respete y considere como a cualquier ser humano, lo que sucedió aquel día es cuestión de leer un poco de esta historia; pero lo que quedó es la celebración para mí, más absurda en lo que se refiere a nosotros los Gay; que realmente no necesitamos de ningún día para celebrar el hecho de ser lo que somos; porque en realidad el ser gay no tiene porque ser motivo de orgullo; y no es que me sienta mal de ser lo que soy; por el contrario; si de algo estoy orgulloso es de haber logrado muchas cosas, pero no por ser gay; sino porque soy alguien que quiso superarse desde siempre.
Según el diccionario existen varias definiciones de la palabra ORGULLO:
• Satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso
• Exceso de estimación propia; arrogancia
Entonces; ser Gay ¿nos produce satisfacción personal?, ¿debemos ser arrogantes por ser gay?; creo que las respuestas caen por si solas.
Imagino que no todos deben de estar de acuerdo conmigo; es lo justo y hasta en algunos casos necesaria la presencia de detractores; y como abogado del diablo que la estoy haciendo ahora pregunto: ¿estás tan orgulloso de ser gay que ya se lo haz contado a tus padres, hermanos y demás parientes, incluyendo amigos? ¿tus compañeros de estudio o de trabajo ya saben que eres gay?, si la respuesta es afirmativa, me quito el sombrero; pero si no lo es… ¿por qué esconderte si estás orgulloso de ser gay? tendrás muchas respuestas; pero la principal razón sigue siendo la misma: el miedo al rechazo, al que dirán (¿vergüenza? espero que no).
No digas nunca que te sientes orgulloso de tener una profesión “a pesar” de lo que eres; porque eso no sería muy justo ni para ti como humano ni para tu inteligencia; nadie logra nada por ser gay; sino por ser capaz.
No voy a hablar mal de los que celebran ese día “con orgullo”, después de todo no todos somos iguales, además son los que de alguna manera han vencido una gran barrera y ahora pueden exhibirse sin temor a nada ni a nadie, eso si es motivo de orgullo, y los aplaudo; lo demás es solo parte de un gran carnaval fuera de tiempo que nos hacen ver ante el mundo como NO queremos que nos vean. ¿Así somos? ¿así queremos que nos cataloguen a los Gay?; vergüenza ajena (y también propia) es lo que me hace sentir eso. No diré que NUNCA iré alguna vez a esta celebración; después de todo la información escrita que se puede recoger es valiosa; la tuve en mis manos gracias a un amigo que si fue al corso de este año, el espectáculo que pude ver a través de sus fotos fue bueno; mucho esmero pero… realmente no me hizo sentir orgullo de estar representado por hombres disfrazados de mujeres o semidesnudos. Y esto no solo en el Perú sino en todo el mundo.
El “Día del Orgullo Gay” ya está establecido, eso no lo puedo quitar yo ni nadie; pero lo que si puedo hacer es que este día sea un día de celebración diferente; no como si fuera una fiesta de Halloween ni los Carnavales de Venecia o de Río de Janeiro; este año sin querer nos reunimos nueve amigos, todos gay, todos profesionales, algunos con pareja (como yo), otros simplemente solteros y felices de serlo; algunos más “gay” que otros, pero al final todos juntos alrededor de una mesa riendo y compartiendo, disfrutando y sintiéndonos orgullosos no de ser gay sino de ser amigos verdaderos; pero por sobretodo comprometidos a ser cada día mejores personas.
(Escrito por Oberón)

jueves, 26 de junio de 2008

UN ANIVERSARIO MAS...SI IMPORTA!!!

Hace casi un mes mi hermana cumplió tres años de casada y no pude evitar retroceder al día de su matrimonio; fue el evento del año para mi familia, todo estaba perfectamente organizado; el vestido de novia que ella se mandó hacer, en una atelier de diseñador, era muy hermoso (yo también ayudé a escoger el modelo); la casa ese día fue un verdadero alboroto desde muy temprano; los nervios afloraban por doquier; pero todo siguió su curso como si de un ritual (si lo era) se tratara; el maquillador, el peluquero y la masajista invadieron la casa; para que luego de que se marcharan entrara el equipo de filmación y fotógrafos, todos lucíamos radiantes por fuera; por dentro, teníamos el corazón roto. ¿Por qué sentirnos así en un día que tendría que ser de felicidad?
Tres años después tenemos la respuesta; su matrimonio como evento social fue realmente hermoso; ¡todo salió perfecto! una novia bella, la fiesta de ensueños, la comida más schick, vinos, cerveza y whisky por doquier; la música más alegre; muchas risas; muchos brindis; mucho de todo; pero había alguien allí que no era lo que habíamos creído que era; alguien que por sus modales perfectos, su manera de ser tan metrosexual, su delicadeza al tratar a la gente simplemente nos engañó; alguien que lo único bueno que ha hecho en estos tres años de matrimonio de mi hermana, es haberle dado la posibilidad de convertirla en madre; a mis padres en abuelos y a mí en tío. Y este año él simplemente "se olvidó" de su aniversario de bodas.
No me voy a dedicar a contarles la historia de la vida de mi hermana; eso sólo le corresponde a ella; pero no puedo evitar las comparaciones de su vida que en teoría podría ser perfecta; porque ella es “normal” y la mía que “no lo soy”, pobre mi madre; ella también nos compara, sabe lo infeliz que mi hermana es y lo realizado que me siento yo con mi pareja.
Hace poco él y yo cumplimos cuatro años de relación; como ya lo contamos antes; y sin embargo guardo en mi memoria cada celebración que hemos tenido por cada año juntos; llenos de felicidad, conociéndonos cada día un poco más; pero por sobretodo amándonos. La vida a veces es tan rara; y sin embargo esa es, a lo mejor, mi compensación por tantas lágrimas derramadas; por esas noches en que me sentía realmente infeliz por ser como soy, esas noches simplemente han desaparecido y mis amaneceres son los mejores del mundo porque al hacerlo y abrir los ojos, puedo ver que ya nunca más estaré solo.
Hubo un tiempo en el que me hice a la idea de que para mí nunca habría un matrimonio como el de ella, de hecho por la iglesia nunca lo habrá; pero si espero que algún día pueda vestirme de novio y también casarme; a lo mejor no con tanta pompa y sólo con la gente que más queremos; pero sé que ese día será celebrado cada año.
Bueno; ahora dejo por entendido el porque en un post anterior dije que el destino se había cobrado la deuda que mi hermana tenía conmigo y también el porque de mi perdón. Espero con todo mi corazón que su vida gire, tanto que algún día pueda leer este post y reírse de lo que fue su vida hasta que encontró su verdadera felicidad, estoy seguro de que su hijo ya es parte de ella. De verdad lo deseo de corazón.
(Escrito por Oberón)

viernes, 13 de junio de 2008

EL DIA QUE MORI

Hubo un día en que me morí y si no; por lo menos me quitó diez años de una vida que hasta ese momento había sido tranquila, recuerdo cada segundo que viví desde que llegué a casa aquella noche en que mi vida se vio descubierta de la manera más irracional, más equívoca, más cruel; pero que a la vez me abrió las puertas a otra vida; una sin tantas mentiras.
Como son las cosas, acababa de terminar la gran tontería de mi relación con Valeria; mientras manejaba por las calles de la ciudad camino a casa me sentía muy bien conmigo mismo; libre de la gran parodia de hacerme el chico “normal” y por el contrario después de haber tenido el coraje de retroceder y terminar una relación que nunca debió exitir la sensación de libertad que sentía era enorme; estaba feliz, no podía negarlo. Estacioné mi carro en la puerta de la casa y de pronto vi salir a Piero (el novio de mi hermana) a recibirme, lo que verdaderamente me causó extrañeza.
Realmente no me dejó salir del carro; por el contrario él entró y se sentó a mi lado y con la mirada más serena del mundo me dijo: “tu hermana ya sabe que eres gay”; un temblor me inundó de repente, sentía que se abría la tierra a mis pies y que estaba a punto de caer en el fondo del abismo, “lo peor no es eso; está histérica y dice que si no se lo cuentas tú a tu mamá, ella lo hará”. Realmente después de oir eso; no sabía que hacer; era más de medianoche; mis papás estaban en la casa de playa, tenía tiempo para pensar; pero realmente no sabía ¡qué pensar!.
Entonces Piero me propuso ir a algún lugar para conversar; mi hermana estaba en casa y no quería verme; la verdad no se ¡cómo manejé!, pero llegamos a un pequeño pub cercano a mi casa, entramos y nos sentamos en una de las mesas más alejadas de la bulla, Piero pidió un par de cervezas, me tomó del hombro y me dijo “¿sabes?... a mí no me importa lo que eres; yo quiero que sepas que te veo como a mi hermano mayor y te respeto, algún día serás el tío de mis hijos así que lo que hoy me he enterado no altera en nada lo que pienso y siento por ti”… si no lloré en ese instante fue porque aún no llegaba a asimilar lo que me estaba pasando; era tan difícil de creer que no fuera mi hermana la que me estuviera diciendo eso; y por el contrario estaba siendo apoyado por otro hombre; alguien a quien como él me dijo yo también lo respetaba pero en aquel instante comprendía que no solo era eso; sino que también lo estaba viendo tal cual era; y de hecho mi cariño hacía él se estaba haciendo infinito e incondicional. Esa noche Piero me contó de sus muchos amigos gay que yo no sabía que tenía; me habló de la admiración que guardaba por una pareja gay que conoció en Arequipa y que como el amor que ellos se profesaban era lo más sincero que había visto en su vida. Me hablaba con tanto cariño y comprensión que no pude evitar contarle de mi vida, de mis amores frustrados, de mis miedos y también del alivio que estaba sintiendo de ser yo mismo en ese instante; las lágrimas ya no se escondían para ese entonces. Eran las tres de la mañana cuando salimos del lugar camino a mi casa. Cuando llegamos mi hermana estaba dormida; pedí a Piero que se quedara con nosotros a dormir en casa; necesitaba de su apoyo para enfrentar a mi hermana al despertar.
Cuando ya estuve acostado en mi cama lloré, había sido descubierto de la manera más indiscreta del mundo; ella, mi propia hermana había jaqueado mi correo y revisado cada carta que escribí durante toda mi etapa de Héctor y después las del que creí mi mejor amigo; mi famosa “alma gemela”, alguien a quien no solo le había abierto las puertas de mi corazón, de mi vida sino también de mi hogar a su llegada de México; ese amigo que no pudo “evitar” no comunicarse con mi hermana de quien se hizo amigo mientras estuvo en Lima; justamente fue él que a través de sus cartas me vendió poco a poco hasta que ella, matada por la curiosidad no pudo hacer otra cosa que investigarme; como si yo fuera un maleante; en ese momento seguramente yo dejé de ser su hermano.
Obviamente no dormí casi nada; me moría de miedo enfrentarme a quien desde ya me había fallado; cuando hubo claridad tanto del día como de mis ideas; salí de mi habitación y fui en busca de Piero, necesitaba encarar la verdad de un solo golpe. Entré a su habitación, sentía cada latido de mi corazón, la sensación de un sudor frío me invadía y la miré directamente a los ojos; ella también lo hizo con la mirada más fría del mundo y solo dijo “o se lo dices tu a mamá o se lo digo yo” (tal cual me lo había dicho Piero horas antes). ¡Qué solo me sentí en ese instante!
Cuando llegamos a la casa de playa; encontramos a mis papás felices disfrutando de la tranquilidad del lugar; miré a mi mamá y no pude evitar que se me empañaran los ojos; entonces le dije a Piero “no puedo” y él entendió perfectamente a lo que me refería. Habló con mi hermana y juntos sacaron a mi mamá de la casa llevándola al malecón. Yo me quedé mirándolos como poco a poco iban desapareciendo en el horizonte, en realidad sentía que me estaba muriendo; que en esos minutos interminables parte de mi vida se estaba esfumando.
Cuando tuve a mi mamá enfrente a solas en su habitación lo único que hice fue abrazarla con todas mis fuerzas y llorar como creo jamás lloré en mi vida; sabía que no solo era yo el que se estaba muriendo sino que también ella lo estaba haciendo. Cuando las lágrimas cesaron y al fin pudimos hablar, ella lo hizo primero “te amo mucho hijito, NADA cambiará eso”…
Lo único que pude decir a mi hermana cuando nuevamente la tuve al frente fue: “ya debes estar complacida; tu voluntad se ha cumplido; ahora respeta la mía, yo le diré a mi papá cuando YO quiera hacerlo, ¿entendiste?”. Mi mamá estuvo de acuerdo.
Pasó mucho tiempo para que yo pudiera perdonar a mi hermana, después de todo es la única que tengo, supongo que en el fondo la defraudé de algún modo; pero ella lo hizo más y lo supo. Al paso del tiempo el destino encargó de cobrarle cada lágrima que nos hizo derramar a mi mamá y a mí ese día cumpliéndose el dicho “del que la hace la paga”. Hoy no puedo sentir rencor alguno por ella, no podría ya; la deuda se saldó.
Me apena contar también que Piero nunca llegó a casarse con ella; quizá no se merecía ser la esposa de un ser tan noble después de todo; el hecho es que en mis recuerdos guardo el mejor de los afectos por Piero y de verdad ruego que sea feliz.
No sé ¡cómo! pude perdonar a Néstor; incluso lo volví a recibir en mi casa algunos meses después; pero así mismo me di cuenta que el cariño que creía sentir por él ya había disminuido; en el fondo le guardaba rencor por haber sido indiscreto a pesar de mis advertencias; ese año dejamos de hablarnos; sufrí su ausencia; era mi confidente; pero también fue mi peor verdugo. Un año después volvimos a comunicarnos; a vernos también; hasta que desapareció totalmente de mi vida y de este mundo. Me cuenta su pareja que sufrió para morir; quizá así tenía que ser. Hace unos días arreglando mis cosas encontré sus cartas, sus recuerdos y sus fotos, que por fin las puse donde debieron estar desde hace mucho tiempo, en mi basurero.
Al final, y solo a manera de consejo me queda decirles que tarde o temprano todo se descubre; si está en tus manos liberarte de la carga de tu sexualidad, bien por ti; lo que sí te digo es que nunca permitas que sea otra persona la que te descubra, sobretodo ante tus seres queridos. Hoy gracias a Dios, mi mamá bendice mi vida y mi relación con mi pareja.
(Escrito por Oberón)

domingo, 8 de junio de 2008

EL GRAN ERROR DE MI VIDA

¿Qué se debe hacer cuándo uno se enamora de un imposible?, para empezar sería bueno definir “imposible” como algo muy difícil (o casi nulo) de alcanzar; por tanto ¿para qué tanto esfuerzo?, esa situación se convierte en un desgaste de energía pero por sobretodo quita vida. No quiero hacer apología al fracasado, no, para nada!!!... por el contrario, creo también que todo intento por alcanzar la felicidad es válida, pero cuando se tiene al menos un porcentaje visible de posibilidades de salir triunfador.
¿Qué hice yo para “librarme” de ese imposible?, la idea más descabellada y torpe que jamás tuve y tendré en toda mi vida, y se las cuento para que vean que hasta los que nos creemos los más inteligentes del mundo podemos caer exactamente en el lado opuesto de la balanza (llámenme después como mejor gusten).
Mi imposible (o amor platónico) se llamó Néstor, mexicano que vivía en el D.F. con Leonardo, su pareja de años. Lo conocí por internet y desde la primera vez que conversamos descubrimos una cierta afinidad, tanta, que hasta llegamos a pensar que éramos “almas gemelas”, nos hicimos muy amigos, casi hermanos, nos conectábamos todos los días, él era muy aficionado a la historia de nuestros pueblos, y yo le daba en la yema del gusto contándole todo sobre el Perú, porque también conocía bastante de nuestra rica historia, sobretodo la precolombina. En fin, aprendimos a valorarnos y sobretodo a querernos. De pronto, a un poco más de seis meses de conocernos me anunció que vendría de visita a Lima, lo haría con Leonardo y sólo por unos días. No puedo explicar a conciencia que pasó en esos días, pero ese supuesto cariño amical que creí sentir por Néstor simplemente se transformó en uno de esos amores locos, estúpido yo al sentir eso, pero lo peor es que no fui tan indiferente para él tampoco, que sin quererlo al sentirme tan cerca y compenetrado con él también le dio vuelo a la hilacha y me hizo caso el canalla, y si, con Leonardo de cargamento!!!. El caso es que al regresar a su vida Néstor se “curó” de esa calentura y yo, quedé hecho trapo, más solo, más triste y más desgraciado que nunca. Entonces para no sentirme más así “decidí” así con comillas, ser el heterosexual más heterosexual del mundo.
Valeria era una de las mejores amigas de una de mis primas, nos conocimos años atrás así que no me era del todo extraña, al paso del tiempo se convirtió en arquitecta, carrera que también alguna vez tuve en mente para mí, así que, como imaginarán la comunicación entre los dos era fluida, agradable. Lo mejor (o lo peor según de donde se mire) es que sabía que yo le gustaba, se notaba, y valgan verdades, para mí, ella era la mujer perfecta: bella, inteligente, de muy buena familia, ingenua, profesional, y muchos otros atributos que tenía. Nos volvimos a encontrar justo al mes de haber tenido esa triste experiencia de enamorarme del imposible, y ella, Valeria, se convirtió en mi tabla de salvación, así que decidí “enamorarme” de ella.
31 de diciembre, fiesta de fin de año en una de las discotecas de playa de moda del sur de Lima, la luna llena iluminaba el mar totalmente oscuro casi negro, tramo a tramo y rodeando la discoteca había antorchas iluminando el local. 11:59 de la noche, Valeria y yo solos a un lado del mirador, de pronto todos los que allí estaban empezaron a aplaudir y gritar vivas por el año nuevo, y lo que yo quería escuchar lo hice, “si quiero” acababa de decirme ella tal cual lo había planeado, el empezar un nuevo año con una “nueva vida” se cumplió. Oficialmente era el enamorado de Valeria. Nunca me había declarado a nadie y esa noche lo hice por primera vez. Un beso en los labios cerró lo que después pude llamar un FRAUDE.
Veintinueve días duró esa relación, si es que se puede llamar así, no quise que llegara al mes, realmente no había qué celebrar, no crean que solo fue culpa mía, realmente puse de mi parte, pero Valeria demostró ser una buena chica pero muy “hijita de papá”, acostumbrada a los caprichos y yo no resistí la situación; no estaba para nada enamorado de ella ni lo estaría jamás, no era justo para ella ni tampoco para mí, pero también me di cuenta que no podía luchar contra mi propia naturaleza, no había nacido ni siquiera bisexual, así que esa situación se convirtió en el PEOR ERROR DE MI VIDA, lo reconozco.
Así que, ¿qué se debe hacer cuando uno se enamora de un imposible?; pues a decir verdad no tengo ni tendré la respuesta exacta, pero lo que sí puedo afirmar y por experiencia es que “NO SIEMPRE un clavo saca otro clavo”; al menos en casos como el mío.
(Escrito por Oberón)

miércoles, 28 de mayo de 2008

MÍRAME

Mírame, no hay nada que esconder

Dejo mi corazón en la palma de tus manos

Mírame, no hay nada que esconder

See Me – Per Gessle

Llega un momento en la vida en la que te cansas de muchas cosas. Como por ejemplo de tratar de ocultar tu verdadera orientación, tus gustos, tus preferencias, las vivencias cotidianas, tus romances y las anécdotas más divertidas a las personas que más quieres… tus amigos.

Pasa que cuando tienes amigos o amigas que no saben que te gustan los hombres, pues tienes que estar cambiando nombres, cambiando el “ÉL” por un “ELLA” cuando hablas de tu última conquista, comentar que “era delicada” cuando en realidad era velludo, decir “me gustan sus labios” en lugar de “me encanta como raspa su barba” y lo más difícil… inventar una excusa cuando te dicen: “Y cuándo la conocemos!”

Hasta allí llega el romance. Luego tienes que decir que ya no la ves, o que se mudó a la china, en fin, inventar cualquier excusa para que “ella” desaparezca para siempre de tu vida y sea sustituida por “otra”.

Como decía… te cansas. Y llega el momento en que te preguntas, ¿qué pasaría si ellos supieran? ¿Lo tomarían bien? ¿Mal? ¿Les daría igual? ¿Cambiarían las cosas? ¿Cambiarían de amigo? Puedes predecir algunas reacciones dependiendo de qué tan bien conozcas a tus amigos pero siempre te queda la duda y el miedo de enfrentarte a una reacción negativa.

Así que te cansas de andar cambiando pronombres en tus conversaciones y llega el momento, como me pasó a mí hace algunos años, de abrir el corazón y exponer algo de tu vida “secreta” con las personas más cercanas a uno.

Becky estudió conmigo en la universidad y nos hicimos amigos desde el segundo año. Estuvimos en las buenas, en las malas, mías y de ella, en el estudio, en el raje, en algunas salidas, más estudio, más risas y más lágrimas. Tenemos bastante afinidad en cuanto a la rama de la carrera que nos gustaría seguir y eso fue algo que también nos une más.

Así que llegó el momento. Estaba medio depre por lo de George. Me sentía sólo y quería compartir esa pena con mi amiga… pero ya no quería cambiarle de nombre George… ¿qué iba a decir esta vez? ¿Georgina? ¿Georgette? Así que luego de algunos rodeos le dije “soy homosexual”. No fue tan fácil como ahora escribirlo. Hubieron lágrimas, muchas preguntas, muchas aclaraciones, explicaciones (no justificándome, sino para aclarar el panorama) y al final, la tan ansiada calma de quitar de mis hombros la tonelada que pesaba ese secreto.

Ahora puedo decir que tomé la decisión correcta. Y una prueba de ello es la carta que me escribió Becky después de unos días. Es una de las cartas más maravillosas que he recibido en mi vida, y ahora me atrevo a compartirla contigo:

Sabes, no sabía que escribir pero desde hoy en la mañana quería hacerlo. Quiero darte las gracias por hacerme sentir tan especial, no te imaginas lo importante que es para alguien, quien fuera, el saber que una de las personas que más quieres y respetas te considera lo suficientemente confiable y querida para contarle un secretito como el tuyo, secretito porque la gente es imbécil y no porque deba ser ocultado, pero qué le vamos a hacer con tanto mongolo en la vida.

Ayer, yo también me sentí orgullosa de mí misma y no sólo de ti, te digo que me sentí orgullosa de mí, puesto que nunca me puse en el caso de tener a una persona homosexual en mi entorno, no porque los rechazara, no porque me parecieran raros o diferentes (tú eres testigo de eso), sólo que en verdad nunca se me ocurrió que me sucedería, tampoco nunca me puse a pensar qué sentiría o qué pensaría si sucediera, pero ayer sucedió, ayer mientras te escuchaba dando vueltas sin decir nada exacto, yo sólo me preocupaba por lo que podrías estar sufriendo por culpa de esa “chica”, o qué tan malo fuiste en el pasado que ahora te tenía así, pensaba en cómo ayudarte pues tú siempre fuiste como una fuercita en mis momentos malos y no quería decepcionarte, no porque quería quedar bien contigo sino porque deseaba serte útil. Cuando por fin me dijiste tu "problema"(que en verdad yo no lo considero como tal) no hubo nada que se descompusiera dentro de mí, nada cambió, no te vi diferente, no fuiste raro, no fuiste rechazado por mi corazón ni por mi alma, frente a mí estas tú, el de siempre, el de toda la vida, en mis ojos estaba el mismo chico, al que respetaba y quería, con el que quiero seguir compartiendo lo que se pueda de mi vida y del que deseo que también quiera compartir lo que pueda de la suya y más…

Eso eres para mí, en una sola palabra: Mi amigo (bueno en dos), la persona más excelente que conozco, con sus defectos, como todos, pero que para mí es la persona a la que puedo abrir mi corazón sin temor, antes y después de lo que sé ahora, porque no eres es mi amigo por tu orientación (como tú me aclaraste) sexual o tus gustos en cuanto a personas, eres mi amigo por tu mirada, por tu sonrisa, por tu calor, por tus manos, por tu canto, por tu voz, por tus sueños, por tu llanto, por tu mente, por tus tristezas y por tu dicha, eres mi hermano por tus consejos, tu fuerza, tu dulzura, tus ganas de vivir.

No todo lo que viene por delante es un jardín de rosas, ni para ti ni para mí, pero ni siquiera se te ocurra pensar alguna vez, ni siquiera alguna vez: "Becky ya tiene mucho con sus problemas, para qué abrumarla con los míos"(claro, cuando yo sea una psiquiatra famosa y no me pueda psicoanalizar a mi misma), el día que pienses eso, te juro que te mando una maldición de esas…. Ayer te pedí perdón por el futuro, por lo que te pueda fallar, somos humanos y no somos perfectos, perdón por el momento en que tu corazón me llame y yo no lo escuche, cuando tu alma me grité y yo ensordezca, perdón por ser torpe a veces, pero nunca temas de decirme las cosas en mi cara que yo también te las diré.

Ahora me siento estúpida de decirte estas cosas ahora, qué burra de no haberlo dicho antes, decirte cuánto te quiero, te respeto, igual sigo manteniendo mi lema: "si pudiera mandarle a mi corazón le diría que se enamorara de ti" y eso no cambiará porque yo amo a la persona que está en ti, y la sigo amando de la misma manera sin ningún cambio, quizá mucho más porque estoy más orgullosa de él ahora, porque venció algunos mieditos y mirándome a los ojos pudo decirme "soy homosexual", no porque yo fuera la gran cosa, sólo porque me considera su amiga y el que me hayas demostrado, ayer que en verdad me consideras tu amiga es lo que me ha hecho sentirme más orgullosa de mí misma. Sabes, hoy desperté más segura, ese chico me considera su amiga verdadera, carambas¸ algo bueno debe de haber visto en mí, y no es cualquier chico, es aquel del cual tantos dicen que es un buen chico, es aquel que yo respeto, es aquel que yo admiro y ayer y hoy me hizo sentir útil, querida, importante, esa es la palabra, soy importante por ti.

Gracias.

Te decía que es tonto que recién ahora te escribo, pero creo que hay un motivo para cimentar nuestra amistad, no pienso que me hayas mentido por callar, creo que todo se ha dado en el momento exacto, cuando yo ya soy algo más madura y entiendo muchas cosas y te valoro como ser humano, como hombre en toda y verdadera extensión de la palabra.Bueno intenté superar el record de las extensas cartas de tus amigos pero mi cerebrito no da más (chesu), sólo algo que no quiero dejar de decirlo: ahora entiendo cómo era posible que yo, tan guapa, esbelta, seductora y tan atractiva, con tanto por delante y por detrás (jeje) nunca logré conquistarte. Por lo menos me consuela que no fue mi culpa sino la tuya (jeje)

TQM

Becky

(Escrito por Umbriel & Becky)

SEE ME

sábado, 10 de mayo de 2008

CONCLUSIONES DE UNA CITA

“Pude haberme enamorado de ti, era fácil hacerlo, eras tal vez lo más cercano a mis fantasías, pero por sobretodo habías sido la persona más afín a mí ....” así iniciaba la carta que le escribí a Rolando un día después de haberlo conocido y haberme dado cuenta de que no todo es tal cual como se pinta.
Nos conocimos por Internet, como gran parte de la gente que ahora lo hace, mantuvimos una relación amical por un tiempo prudente hasta que decidimos conocernos personalmente, nos habíamos visto por fotos y Rolando me parecía muy atractivo. Sin embargo, lo que más me gustaba de él era su facilidad de palabra, sus ganas de vivir la vida a cada instante, su personalidad independiente y su voz oída recién por el teléfono antes de pactar la cita. La noche anterior a ella, no pude dormir bien, tenía miedo, el normal cuando uno se va a enfrentar a lo que se piensa será “él”, pero igual estaba muy feliz de por fin conocer a quien en su momento había despertado mis ganas de seguir adelante en el camino que la vida me había deparado, a pesar de que sabemos que siempre estaremos caminado por la ruta “prohibida”, “equivocada”, “sin rumbo”, o como se quiera llamar al camino de búsqueda de nuestra propia felicidad.
Narrar el encuentro casi y no vale la pena hacerlo, empezando que Rolando no era tal cual estaba en la fotografía, era él sin duda, pero con menos pelo y más peso, bueno, a mí casi y eso no me importó, total yo tampoco soy un modelo de portada. Una vez frente a frente en la mesa del restaurante escogido, inicié la conversación partiendo de lo que ambos sabíamos el uno del otro, y de pronto saltó la razón por la Rolando no se veía igual que en la foto, tenía cinco años más de lo que me había dicho. Pero nuevamente eso no me importó, más aún pensé, “mejor, así estaré con alguien que sabe exactamente lo que quiere en la vida”, pero a medida que las palabras fluían me iba dando cuenta cuán diferentes éramos, que lo que sabía de él no era ni la décima parte de lo que estaba escuchando y peor aún, sentía que para Rolando simplemente yo era una estadística más entre los muchos “amigos” que tenía por Internet, peor cuando conversando nos dimos con que hasta teníamos “amigos comunes”, situación totalmente incómoda y hasta patética.
Entonces fue cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo de mi vida, la había puesto tontamente a disposición de cualquier gente en una serie de palabras escritas en una página web, gracias a ella había conocido a varios hombres; salido con tres de ellos en menos de un mes y darme cuenta que no era así la manera de encontrar lo que estaba buscando. Mientras tanto, Rolando seguía haciendo alarde de su buena fortuna con los hombres, incluso tuvo la osadía de confesarme que su siguiente cita sería muy cerca de donde estábamos almorzando y que se trataba de alguien “más joven y más guapo” (hasta ahora no se si refería a mí o a él). Definitivamente, el castillo de naipes que me había creado de esa posible relación se caía pieza por pieza y eso me daba una sensación de un vacío enorme. Fue justamente en ese instante en que di por terminada una cita que no debió suceder, que lo mejor hubiera sido dejar pasar el tiempo conociéndonos más para pensar siquiera, en ser amigos, pero en ese momento, ya todo estaba dicho, sólo quería regresar a casa, quizá llorar de rabia o de impotencia, pero salir inmediatamente del lugar.
Una vez en casa, no lloré porque pensé que no valía la pena hacerlo, menos por alguien como Rolando. Tomé el teléfono y llamé a mi mejor amigo y con la voz entrecortada le pedí que saliera conmigo esa noche, necesitaba sentir el calor de alguien querido a mi lado y él logró calmar mi rabia pero más mi frustración.
Diez días antes había salido con un chico bastante menor que yo, me sentí raro al hacerlo, porque estaba más acostumbrado a estar con gente de mi generación, pero Arturo, así se llamaba él, fue como un catalizador para mí, me hizo notar que a pesar de los años, uno puede tener un diferente destino, gracias a él me di cuenta que la vida me había tratado con dulzura pese a mi condición de “diferente” y por el contrario todo se me había hecho muy fácil; su vida al lado de la mía si era miserable. En cambio, salir con Ángel, el otro de los tres, había sido diferente, haberlo hecho fue como querer darme ánimos a mí mismo, pues este prospecto era como a mi me gustaban los hombres: altos, blancos, fornidos y guapos, pero con la mala suerte de encontrarme con alguien sexualmente igual a mí, primer obstáculo que no dudé en menospreciar al principio, pero cuando hubo un acercamiento no me gustó para nada saber que tomaría un solo papel en la relación. Lo pasé bien, no lo puedo negar, pero no me veía en ese rol para siempre.
Y así era mi vida veleta, recorriendo caminos en la búsqueda de lo que creía ya haber encontrado. Me inicié muy joven, casi un niño y justamente fue con otro niño igual que yo que me di cuenta que no era igual a mis otros amigos, con mi gran compañero de aventuras, que era mi vecino, duré casi ocho años, llegando a pasar juntos la etapa más difícil de todo hombre, la pubertad, Rony, hijo de alemanes era para mí mi mundo adolescente, nos separamos no por dejarnos de querer (amar no lo creo) sino porque me mudé de casa, había ingresado a la universidad y me había propuesto tener una vida diferente. Sin embargo nuestra despedida fue realmente bella, dos hombres de 16 y 15 años totalmente desnudos tendidos en una cama, amándose como locos sabiendo que esa sería la última vez. Hoy Rony tiene una hija y otra vida diferente, muy lejanos están aquellos recuerdos que se quedarán así por el resto de nuestras vidas; solo en la memoria.
Mis años en la universidad fueron quizá los cinco más héteros que tuve en mi vida; un bloqueo total de mi sexualidad; con la esperanza de que encontraría el camino hacia una vida familiar; pero no fue así; ni bien terminé la carrera mis instintos me llevaron a tratar de reencontrarme a mí mismo encontrando nada más que a un hombre que había perdido cinco años importantes; la juventud efervescente. Pero no lo pasé mal; me divertí mucho; y hallé a quien hoy es la mejor de mis amigas.
Fue entonces que descubrí que alrededor de mi vida había un mundo gay girando a gran velocidad; un mundo al que ingresé el día en que dándome ánimos entré por primera vez a un sauna gay; pero ese ya es tema para otra crónica.
Por ahora solo puedo concluir que a veces las malas experiencias son las mejores en materia de aprendizaje; Arturo me ayudó a agradecer a la vida por lo afortunado que había sido; Angel me levantó los ánimos; después de todo alguien hermoso se había fijado en mí; pero la mejor lección fue la de Rolando que me enseñó a no dejarme llevar por las palabras bonitas y a enamorarme a ciegas pero por sobretodo a mejorar la descripción de lo que realmente quería para mí en mi aviso de la página de internet!!! :)
(Escrito por Oberón)

jueves, 1 de mayo de 2008

EL AMOR LO ES TODO

El amor lo es todo, el amor esta alrededor tuyo
El amor está allí, en tu sonrisa, en tus cabellos,
el amor fluye en todas partes
El amor lo es todo, el amor siempre será la ley
Y hay un amor más grande que nos irradia a todos, a todos
Love is all – Per Gessle
Y así debía ser, todos unidos por un amor supremo que acabe con tantas bajezas humanas. Pero a veces lo malinterpretamos y se fomentan creencias, se construyen prejuicios que anidan en el fondo de nuestros corazones y en algún punto pueden salir a flote causándonos mucha angustia.
Conocí a Víctor mediante un amigo en común. Ambos coincidimos en visitarlo un día y pues, así empezó todo. Tenía una apariencia bastante varonil, simpático aunque por momentos algún ademán delatador.
La pasamos muy bien esa tarde y al caer la noche nos despedimos del dueño de casa y salimos. El vivía a unas cuadras y yo bastante más lejos. Pero me acompañó “cierta distancia” a tomar el bus, luego unas cuantas cuadras más para seguir conversando y otras tantas hasta que al final llegamos a mi casa.. ¡caminando!
Hablamos de muchísimas cosas. Él era adventista al igual que toda su familia y participaba activamente en las actividades de su iglesia pues era cantante y difundía la música cristiana en todas las sedes de su iglesia. Al principio pensé que era como estar en el coro de una iglesia católica pero luego me di cuenta que era algo más grande. Cantar era su vida, había grabado un par de discos en forma profesional y su participación dentro de la iglesia adventista había traspasado las fronteras peruanas. Constantemente tenía presentaciones en diferentes templos en toda la ciudad y también había temporadas que viajaba a otras ciudades.
Cabe decir que fue mi primera pareja en el sentido más formal. Sí, aquella persona a la que le preguntas si quiere estar contigo, ser tu enamorado y con la que compartes detalles lindos. Yo ya tenía cierta experiencia pero sólo en relaciones fugaces, de un encuentro, en donde la satisfacción de algún ímpetu era lo esencial. Así que con Víctor mis intenciones eran otras. Quería conocer a la persona, su alma, su esencia, lo físico vendría después. Me cubrí, entonces, con un barniz de castidad y se lo dije directamente. Vamos a conocernos en otros niveles, lo sexual vendrá después, le expliqué. Para mí era relativamente fácil pues, como repito, había tenido mis aventurillas. Él no. Así que mi castidad en barniz se vio disuelta por la bencina de su arrechura virginal contenida por años en el lapso de una semana.
Todo iba de maravilla. Nos veíamos todos los días, a pesar de mis exámenes de la universidad me escabullía un ratito para estar con él. En eso estábamos cuando me anunció un gran evento en su iglesia. Venía un pastor que andaba de gira, mismo Miguel Bosé, a dar sus sermones o prédicas en diversas sedes de la ciudad y él era parte importante de todo eso pues sus cantos de alabanza convertían a cualquiera y hacían querer alejarse del mal hasta al más infame pecador.
Me invitó a escucharlo cantar una noche. Ya había tenido mis sesiones privadas en mi habitación y en la suya donde me había impresionado con su voz, pero esta vez era en público. Yo había visto templos adventistas grandes y muy bonitos pero al que fui era chiquito y rústico en un barrio lúgubre. Pero como el amor no repara en riesgos, allí estuve. Su presentación era siempre el broche de oro, la culminación excelsa del sermón así que llegué casi al final.
Debo confesar que el trato que recibí apenas asomé mi delicada nariz me hizo sentir bastante extraño. Como que era Nicole Kidman llegando a un avant premiere con todas las miradas puestas en mí y mil saludos y atenciones. Pero a la vez como un aterrado explorador capturado por una tribu de caníbales. Osea con una avidez excesiva, un interés demasiado exagerado que, para ser sincero, me asustó. Hasta conseguí asiento aún con lo abarrotado del lugar y de que muchas personas estaban de pie. El predicador, lleno de euforia, con voz rebosante de fe, daba un sermón acerca del perdón. Como católico, pues iba receloso, pero al escuchar los sabios consejos que sólo expresaban amor al prójimo y buscar la redención haciendo el bien, pues traté de extraer lo positivo de la experiencia.
Allí estaba él, Víctor, muy cerca del predicador, con una sonrisa escuchando atentamente y dándome de vez en cuando una mirada furtiva. Me sentía un poco fuera de lugar pues mientras todos los presentes tenían sus biblias y cancioneros en la mano, yo sostenía mi Harrison, el libro de medicina interna, el cual consideraba mi “biblia”, pues era parte fundamental en mi formación profesional.
“Dios perdona a todos, queridos hermanos” exclamó el pastor sacándome de mis reflexiones, “Dios perdona a los asesinos, ladrones y homosexuales”, por un segundo traté darle importancia, pero miré a Víctor y no noté ningún cambio en su expresión, es más, participó con entusiasmo en el aplauso respectivo. No era que estaba esperando encontrar una iglesia gay-friendly o que digan bienvenidos todos los gays pero el hecho de que me metieran en el mismo costal que a asesinos y ladrones realmente me descuadró totalmente.
Terminó la prédica y el canto de Víctor, tan sublime, apaciguó temporalmente la sensación de frustración que sentía y, por qué negarlo, la de ofensa. Sólo conversamos un poco al salir pues ya era tarde y mucha gente lo esperaba.
Cuando nos volvimos a ver me preguntó qué me había parecido la experiencia en su iglesia y le dije que me había gustado hasta el punto en donde sentí que me ponían en un grado criminal que me parecía exagerado. “Es que estamos en pecado”, me dijo, “todo esto no está bien y algún día ha de cambiar” ¿Cómo era posible que algo que a mí me elevaba hasta los cielos y me hacía sentir tan puro, limpio, como nunca me había sentido, a él le hacía sentir que vivía en pecado y a punto de irse al infierno?
Sentí muchas cosas esa noche; frustración, cólera, tristeza, decepción pero sobretodo, sentí miedo, miedo a entregar mi corazón a alguien que luego podía decidir regresar al “camino correcto” y dejarme en el camino de la perdición y con el corazón roto, además.
Opté por lo más fácil, por protegerme inmediatamente, por no involucrarme más y allí mismo, en plena calle, oscura y solitaria le dije que lo mejor sería tomar rumbos distintos.
No podía luchar contra sus principios, sus creencias de toda la vida, con su fe; yo sólo podía ofrecerle mi amor y me estaba dando cuenta que eso era precisamente lo único pecaminoso en su vida: el amor de un hombre.
No me detuvo, pero las lágrimas en sus ojos me hicieron ver que eso no era fácil para él tampoco. Quiso que seamos amigos, que no me alejara de él, pero ¿cómo logras eso? Yo no podía. Necesitaba olvidar y dejar atrás ese sueño que había estado creciendo en mi.
Tal vez fui cobarde, algunos amigos dicen que cuando uno ama no hay obstáculos. Precisamente creo que fue eso, no lo amaba como se debe. Era un sentimiento bonito, una ilusión, un cariño, pero no verdadero amor.
Sabía que algún día él se daría cuenta que luchar contra lo que uno es, es renegar de lo que Dios nos ha regalado, y que lo que ese “pastor” decía era producto de la intolerancia, la discriminación y el egoísmo.
Dios nos ha puesto aquí a todos y cuando realmente nos respetemos y las dizque autoridades de las iglesias, cultos o creencias también lo hagan, pues las cosas irán mejor. ¡El amor lo es todo!
(Escrito por Umbriel)

LOVE IS ALL

domingo, 20 de abril de 2008

UNA MAS DE PRIMOS

Casi siempre, nuestros primeros “amantes” suelen ser algún familiar cercano y en la mayoría de los casos, un primo. Bueno, hasta cierto punto es natural (?) porque dependiendo de la edad de nuestra iniciación son nuestros parientes lo que “más a mano tenemos” (¿o nos tienen?). Historias de primos existen muchas, cada quien tiene la suya, y yo no escapo a la regla.
Bernardo es mi primo hermano, siete años mayor que yo, en aquel entonces él contaba con catorce años recién cumplidos, era el típico adolescente surferito, de cabellos rubios, ojos verdes y cuerpo bronceado por tanto ir a la playa, vivía en San Antonio de Miraflores, una de las zonas más pitucas de Lima de aquel entonces. No se parecía físicamente en nada a mí, en realidad no parecíamos primos, pero nuestros padres eran hermanos. Una noche hubo una fiesta en mi casa, era ya muy noche y nos mandaron a dormir a mi cuarto, a mi cama. El no quería hacerlo, fue a regañadientes, a su edad ya estaba motivado por la música de moda, pero por sobretodo por el trago y en las fiestas de mi casa, eso era lo que siempre sobraba. ¡Qué fiestas aquellas!, con música pachanguera, mucho “tabaco y ron”, “los Pakines”, la salsa brava y el infaltable “caballo viejo”, los tíos cómo se divertían!!, yo los veía desde lo alto de las escaleras de mi casa, bailaban como locos haciendo sus piruetas como el famoso “reloj”, recuerdo los pisos encerados y brillosos acabar al día siguiente rayados y sucios, pero así eran esas fiestas. El hecho es que Bernardo fue con su padre (mi tío) a divertirse también, pero se encontró con gente mayor que no quería brindar con él por considerarlo aún un “niño” y eso era lo que más le enojaba, así que decidió hacer su propia fiesta, y asolapado en la cocina de la casa, se robó buena parte de las reservas de vino, de ron y de whisky y cuando mi tío se dio cuenta ya era tarde, Bernardo ya estaba mareado.
Es por eso que lo mandaron a dormir, y de paso yo también fui “castigado”. Así que entrando a mi habitación Bernardo se quitó la ropa renegando, camisa y pantalón cayeron tirados al piso, los zapatos volaron por los aires al igual que las medias, fue entonces que de mala manera me mandó arrimarme y se metió en mi cama. Recuerdo su olor (y también su aliento), esa mezcla de alcohol de los borrachos de cantina, pero también al de su perfume Old Spice. Ni bien puso la cabeza en la almohada se quedó dormido, y yo, niño, pero mañoso, aproveché la oscuridad de la noche para cumplir uno de mis sueños, tocar el cuerpo de mi primo Bernardo, el más guapo de todos mis primos, mi ídolo hasta entonces. Esperé un tiempo, minutos interminables y luego metí mano y toqué todo lo que quise, y por primera vez en mi vida sentí la erección de un adolescente, y me asusté al notar la diferencia de su cuerpo con el mío, pero me gustó. Bernardo despertó pero no me dijo nada, lo que pasó después, que les puedo decir, aprendimos muchas cosas los dos (¡mentira, yo le enseñé más!).
Después de esa noche, nos convertimos en cómplices de muchos encuentros durante varios años, tiempo en el que pude apreciar los cambios que sufre el cuerpo de un púber al de un hombre, el crecimiento de los vellos, tanto púbicos como en el pecho y piernas, la fuerza de los músculos de los brazos y pectorales, la barba nutrida y dolorosa en los besos cuando no estaba afeitada, el grosor de la voz y también los cambios de las costumbres, porque Bernardo ya no era un “niño” de catorce años cuando lo vi de esa manera por última vez, tenía veintiuno y yo para él seguía siendo su primito adolescente de “tan sólo” catorce años, pero bien vividos hasta entonces. Bernardo estudió Hotelería y se fue al Cuzco a trabajar. Está casado, tiene dos hijos que por mala suerte se parecen más a sus madres que a él (sí, madres!!!). Y colorín colorado este otro cuento del primo se ha terminado.
(Escrito por Oberón)

jueves, 10 de abril de 2008

TUS OJOS EN LOS MIOS

Seguramente muchos de nosotros hemos olvidado los nombres de todos aquellos hombres que formaron parte de nuestras experiencias amorosas; pero lo que si logramos recordar y perfectamente es la “primera cita”, pero ¿cuántas primeras citas habremos tenido a lo largo de toda nuestra vida?, en mi caso muy pocas, pero sólo una que vale la pena recordar.
Fue un sábado de semana santa cuando lo vi por primera vez, esperé unos minutos antes de verlo aproximarse a mí, con su caminar suave y elegante. Nos conocimos por una página de internet casi un mes antes, tiempo en el que estuvimos enviándonos cartas contándonos nuestras vidas y quehaceres, nuestros anhelos y también nuestros temores, y uno de ellos era justamente ese, el vernos por primera vez. Porque durante todo ese tiempo no nos enviamos ni una fotografía, ni una webcam por la cual mirarnos, nada, todo eran letras en cartas interminables, pero a la vez, las más lindas que había leído en mucho tiempo.
Coincidíamos en gustos en música, pero yo me quedaba chico en relación a lo que él sabía de ella, su gran almacén cerebral contenía infinitos nombres de canciones, letras y cantantes, conciertos, etc. pero lo más sobresaliente (al menos para mí) es que eran canciones en inglés, claro, reconozco que lo he estudiado, pero a ser una enciclopedia de música en inglés, solo él. Por supuesto tenía su género predilecto, el rock & pop y también su grupo favorito, mejor dicho, era un fanático de él, me habló de todos los discos originales que tenía, que los cuidaba como oro y se le iluminaban los ojos al hacerlo, hasta hoy, hasta siempre. Al cabo del tiempo, cuando ya estuvimos juntos yo incrementé sus gustos y le introduje nuevos cantantes, mis favoritos, como Michael Bublé, Josh Groban & Sarah Brightman, por mencionar a los más conocidos porque fueron más. Hoy al igual que yo también los escucha, y hasta me ha “robado”, por llamarlo así, la primicia de hablar de estos cantantes con nuestros amigos, no importa, el amor lo aguanta todo, hasta esa “piratería”.
Pero volviendo al día, y a la hora, sobretodo a esta última, once y media de la noche, casi domingo, yo saliendo del trabajo, él aún en el (de guardia). Pero eso no importó mucho para que nos citemos, porque era eso, la primera (y la más importante) de las citas. Fui directamente hacia el punto de encuentro, lo llamé a su celular desde una cabina telefónica situada en la esquina de su trabajo, hasta ese entonces no había pensado tener un celular, ¿para qué? me preguntaba, después de ese día, era lo que más quería, lo necesitaba!!!... felizmente lo obtuve fácil, a los días ya tenía uno, antiguo, un regalo, todo un ladrillo mi celular, pero servía y cuánto!!! éste me acercaría a él.
Y entonces, después de llamarlo, lo esperé parado en una esquina, cual novio a punto de casarse o cual reo a punto de morir, dependiendo si al vernos por primera vez nos gustaríamos o simplemente pasaríamos a ser el típico pata “buena gente” ante los demás. Y entonces, esos minutos eternos desaparecieron cuando lo vi aproximarse, y fue entonces que estando a tan solo un metro de distancia el uno del otro, sentí su voz llamándome por mi nombre y una mano aproximándose a la mía, pero lo más hermoso… me vi reflejado en sus ojos, grandes y hermosos, y supe desde ese instante que era él a quien había estado esperando toda mi vida.
La cita que duraría unos minutos, porque él seguía de guardia, se prolongó hasta más de las tres de la mañana, los dos dentro de mi carro escuchando música (como olvidar la primera que sonó al prender la radio: True Love, de la novela coreana “Todo por Eva” una de mis favoritas!!!) y hablando como si nos conociéramos de años, como grandes y antiguos amigos, hasta ese entonces nada estaba dicho, pero ya se predestinaba un futuro juntos.
Al llegar el momento de la despedida, él bajó de mi carro y me volvió a dar la mano, yo la sujeté fuerte y traje todo su cuerpo hacia mí dándole el primer beso (un piquito) en la boca y así coroné esa primera cita, la mejor que he tenido en mi vida.
Esa tarde, nos volvimos a ver, y así empezó lo que hoy 10 de abril de 2008 ya lleva cuatro años…
(Escrito por Oberón)

SALVACIÓN

Tú irrumpiste en mi puerta,
capturaste mi destino... mi salvación.
Mis ojos no podía ver, apenas si respiraba... mi salvación.
Unos sólo sufren, otros tienen suerte como yo al encontrarte.
Quédate aquí
Salvation, Per Gessle.

Han pasado cuatro años desde que sus ojos se toparon con los míos y me vi reflejado en la más dulce de las miradas, de la cual ya no quiero irme nunca. Sé que él algún día les contará cómo fue ese primer encuentro y no es que no lo recuerde. Tengo grabados cientos de detalles que hicieron ese encuentro una experiencia única. Siempre nos hemos asombrado de que hubieran tantas circunstancias que propiciaran nuestro acercamiento inicial. La hora, el lugar, la música que nos acompañó (gracias Telestereo), pero sobretodo el encontrarnos cuando nada nos oprimía, cuando habíamos podido despojarnos y dejar atrás nuestras malas experiencias, nuestros miedos, nuestras inseguridades que tantos malos pasos nos habían inducido a cometer. Creo que eso es fundamental. Teníamos el corazón y la mente abierta pero nuestras garras estaban bien cortaditas para no aferrarnos irracionalmente al primero que nos gustara. No, ya habíamos pasado por eso. Coincidimos en conocernos cuando nuestras expectativas eran conocer a alguien en el sentido más completo para luego dejar que el corazón se entregue. Ya habían pasado muchas lágrimas, habíamos descendido hasta el mismo infierno, con las decepciones, los desencantos y fracasos. A veces pensábamos que ya no había opciones, que el amor no existía y que al final acabaríamos solos. ¡Qué suerte que estábamos equivocados! Hoy, cuatro años después seguimos juntos, con muchas ganas de seguir amándonos mucho tiempo más, con muchos planes y proyectos juntos. Me siento afortunado, encontré a alguien muy especial con quien compartir mi vida y hacerla mucho más agradable y plena. (Escrito por Umbriel)

martes, 8 de abril de 2008

LA ROSA BLANCA

“España, lugar al que cualquiera de nosotros quisiera conocer e ir para encontrarse en un mundo diferente, lleno de historia y majestad, cualquiera, menos yo....”
Era un día soleado, acababa de descubrir que el amor que pensé que tenía para mí, ya no lo era, estaba frustrado, triste y sobretodo solo. Caminar en esas circunstancias solo te puede conducir a dos caminos: al de la vida o al de la muerte, y yo más que todo me aferré a la primera opción, siempre he pensado que en este mundo todo rebota. Iba a poca velocidad por una calle poco concurrida, cuando de pronto se me atraviesa cual espejismo, un hombre.
Menudo susto el que tuve que pasar al frenar en seco, pero maniobré con tal destreza que solo atine a suspirar y secarme el sudor frío que me había brotado en la frente. Él, menudo, me miró aún más asustado que yo. Traía una mochila en la espalda y una guía turística en las manos.
Aunque solo fue un pequeño instante el que lo vi, su imagen frágil quedó en mi mente y esa noche llegué a mi casa más tarde que de costumbre, manejé todo el resto del camino lo más lento que pude. Cuando ya me hube acostado, el sueño tardó en llegar muchas horas después, felizmente al día siguiente no tenía que ir a trabajar.
Ese sábado no fue el mejor comienzo de un fin de semana, pasé el día aun melancólico por no tener a mi lado a Héctor, sin embargo, una llamada para una reunión de amigos me levantó el ánimo y esa noche me dispuse. Al llegar al lugar indicado, un bar en medio de la bulliciosa Miraflores, los encontré a todos brindando, me hice al grupo rápidamente, cuando estaba alzando la copa para brindar, una mirada atravesó el amarillo líquido de mi brindis, sus ojos, esos que ya había visto por un instante estaban en mí. Bajé mi copa y me encontré con aquella silueta formada ya con la oscuridad del lugar. Me había reconocido al igual que yo a él, solo existían unas mesas de por medio.
Cuando pude me puse de pie y me acerqué a él, obviamente no estaba solo, un amigo lo acompañaba, casi sin dudarlo lo saludé ya de cerca, me miró fijamente, respondió mi saludo con un apretón de manos, y por fin pude escuchar su voz, se llamaba Ariel y era argentino.
Realmente no me di cuenta cuando se fueron mis amigos del bar, y es que en compañía de Ariel me sentí muy cómodo, él estaba tan solo por tres meses en casa de su amigo peruano que vivía muy cerca de la mía, eso me di cuenta cuando me ofrecí a devolverlos a casa. La anécdota que nos llevó al encuentro fue el detonante para iniciar una muy bella amistad que fue fortaleciéndose a medida que el tiempo transcurría. Ariel tenía la sensibilidad que yo necesitaba en aquel momento de mi vida, me dijo lo que yo necesitaba escuchar y me regaló el tiempo y el cariño que ansiaba desde un tiempo atrás. Y no es que me esté quejando de Héctor, pero esa relación ya se veía caer pero yo no quería darme cuenta de ello. Ariel, comprendió perfectamente esa situación porque, como me contó él, estaba escapando de un pasado semejante que había dejado en su Córdoba natal. Entre tanto conversar de nuestras vidas comunes, nuestros amores pasados, sin darnos cuenta nos fuimos inmiscuyendo poco a poco hasta descubrir que ya lo nuestro no era una simple amistad, sino que habíamos vencido esa barrera. Lo amaba con todas mis fuerzas y sabía que él también sentía lo mismo.
Había pasado el 14 de febrero, fecha mundialmente conocida por ser el día más romántico del año, cuando me animé a decirle acerca de lo que estaba sintiendo, que tenía miedo de sentirme así, pero que creía que era maravilloso. No necesité decir más para recibir la respuesta ya sabida, un 15 de febrero empezaba una de las relaciones más pasionales que pude haber vivido. De hecho que los días subsiguientes fueron increíbles, habíamos logrado la química perfecta, yo me sentía muy bien a su lado, había muchos momentos de cariño y mucho amor, en retribución yo también lograba compensar al pasado que desde que nos conocimos había dejado de existir. En poco tiempo rehíce mi existencia, y eso lo logré gracias a Ariel, mi otro amor había quedado atrás, y yo creí en ese entonces haber encontrado al amor de mi vida.
De pronto el momento decisivo para ambos se hizo presente, Ariel continuando con su periplo de estudios tenía como destino España, específicamente Barcelona, y allí tenía que irse en pocos días, yo por el contrario, por esas cosas del destino tenía un viaje programado al sur, hasta llegar a Bariloche, en Argentina. Ambos nos íbamos a separar momentáneamente, pero con la certeza de que en dos meses nos volveríamos a juntar en Córdoba, allí yo empezaría a estudiar la maestría y así viviríamos juntos. El día llegó y con un dolor muy grande me despedí, sin quererlo, para siempre de él. Nunca más lo volví a ver.
Le escribí muchas cartas que no tuvieron respuesta, me empecé a preocupar del porque de ese silencio tan así de pronto, cuando por el contrario debíamos estar más unidos que nunca porque después de ese viaje nos convertiríamos en una pareja establecida. Había mucho que planear. Pero, él no escribía ni una sola letra.
Entonces mi corazón me empezó a anunciar que algo muy grave habría pasado, cuando al fin una postal llegó a mi casa, no cabía de la felicidad tan grande que me causó aquel pedazo de cartón impreso (ahora lo veo así), aún lo conservo como prueba de que Ariel alguna vez existió en mi vida. En aquella postal me mencionaba donde estaba y sus planes más cercanos, ni una palabra de amor. Pero aún así yo lo amé mucho aquel día, y con aquella postal donde la figura mostraba un paisaje marítimo: Torremolinos (como olvidarte) pegada al pecho me dormí feliz de saber que él estaba sano y que me había escrito una postal. Ahora que lo estoy reviviendo, trayendo a mi memoria aquello que guardé por mucho tiempo para no sufrir, me pregunto ¡cómo pude enamorarme así!, y no tengo otra respuesta que, uno no se enamora de quien debiera, simplemente... se enamora.
Y los días siguieron pasando, a casi un mes de su viaje, y cuando pensé que él ya habría llegado a Córdoba, le escribí nuevamente, fue mi última carta de amor. La siguiente, fue reprochándole el silencio, la mentira en la que me estaba teniendo, el no amarme como me lo había hecho creer. Le dije que aunque por cruel que fuera, debiera decirme la verdad, que yo lo entendería, más no entendía el porque de ese espacio en blanco entre los dos. Que no quería seguir soñando, y que por el contrario, lo estaba empezando a odiar.
Para mi sorpresa esa carta sí tuvo respuesta inmediata, y lo que mi corazón me lo había estado anunciando, solo se confirmó, sufrí mucho la mentira, la hipocresía y la falta de amor para alguien que le había dado todo lo más hermoso que tenía, sin embargo, allí estaba él contándome la historia más hermosa y más romántica que jamás nadie pudo contarme.
“Apenas había terminado de depositar la postal que te envié, tuve muchas ganas de pensar en mi vida y me fui a aquella playa en Torremolinos que se ve en la fotografía de la postal, me senté en la arena y mirando como el mar jugaba, me puse a llorar pensando en todo lo que me había pasado, cómo estaba allí tan solo en España, tan lejos de mi familia, de mi pasado y de ti, y sentía que te amaba. Entonces fue cuando escuché una voz llamándome por mi nombre y que reconocí inmediatamente, al dar la vuelta me encontré con la imagen del hombre al que le entregué diez años de mi vida, traía una rosa blanca en la mano, corrió hacia mí, y yo salí a su encuentro, nos dimos el beso más hermoso que jamás pudimos habernos dado, era el escenario perfecto, el Sol estaba cayendo...” .
Con lágrimas en los ojos, me di cuenta que lo había perdido, que mi amor por él si había sido verdadero, pero que el suyo fue un engaño a su propio corazón, no pude reprocharle nada, me puse en su lugar, me situé sentado en la arena, en España, tan lejos de mi vida, triste y solo, y la voz de Héctor llamándome con amor, también habría hecho lo mismo, entendí ese argumento, lo perdoné, pero el silencio tan prolongado nunca lo entendí, nunca lo perdoné y creo que jamás lo olvidaré. E P I L O G O Fueron muchos meses los que pasaron desde aquella carta hasta la que recibí después, me trataba como a un amigo, y yo sin quererlo lo había apartado de mi vida. Para mi felicidad la presencia de alguien muy hermoso hizo que olvide rápido a Ariel, y sobretodo que recobre mi autoestima caída a menos. Como son las cosas, Ariel no duró mucho con el hombre de la rosa blanca, lo último que supe de él fue que se volvió a enamorar y que debe estar muy lejos de España, de Argentina y por supuesto de mi vida.
(Escrito por Oberón)

jueves, 3 de abril de 2008

CRASH! BUM! BANG!

“Cada vez que me estoy enamorando, Crash! Boom! Bang! Encuentro el corazón pero luego me estrello contra el muro Crash! Boom! Bang! Es así, así es el juego, y el dolor permanece igual"

Crash! Boom! Bang!. Per Gessle

No realmente un tema cotidiano en mi vida. Sólo unos cuantos crashes!, un par de bums! Y tal vez un bang!
Pero sí he visto de cerca muchos casos. Algunos de mis amigos sí tenían como himno a “Crash! Boom! Bang!” y bueno, para qué están los amigos sino para escuchar, consolar, enjugar lágrimas y dar ese empujoncito para salir de las sombras y volver al escenario de la vida, con algunos rasguños y tal vez con un poco de pánico escénico pero que luego va pasando, poco a poco.
Pero cuando me pasó a mí. Cuando mis pies empezaban a dejar el piso, sólo con tenerlo cerca y mi corazón desconocía que no debía latir tan rápido porque sino su miocardio recibiría menos oxígeno; y te dicen que eres el chico más maravilloso y un gran amigo pero… que te quieren como eso precisamente, sólo como un amigo.
¿Qué pasó? Pues el piso que veías bajo tus pies ahora está sobre tu cabeza pues descendiste hasta el subsuelo y en picada, además; y el corazón, antes brioso y llenecito de ilusiones, se te para y hasta azul se te pone porque ahora sí sin oxígeno se quedó. Y caes, caes en un abismo sin fondo, mientras ves pasar y alejarse todos los sueños que tenías con él. ¿Por queeeeé? gritas a los cuatro vientos, pero ninguno de ellos tiene la respuesta.
Generalmente no hay respuesta a esa pregunta. Lo que alguien siente o deja de sentir no está comandado por la voluntad y eso es algo ya muy conocido. Pero igual nos aferramos a la vana ilusión en la que el objeto de nuestros anhelos decida reconsiderarlo y te vuelva a amar o a seguir intentando amarte.
Hace algunos años conocí a George, vía tradicional, es decir el chat del mirc (¿alguien lo usa ahora?) y luego, tras una conversación interesantísima que duró horas, pasamos a un medio más íntimo. No piensen mal, me refiero al msn messenger (R). Fue así que nos encontramos casi todas las tardes, él siempre conectado en su oficina y yo en una cabina pública.
Desde los primeros diálogos noté cierta tendencia depresiva y eso me puso en alerta. Ya había pasado por eso y no quería a alguien complicado o con bagaje traumático encima. Pero como lo opuesto a ser complicado es ser simple, le di otro adjetivo. Interesante, me dije, con un mundo interior muy rico, digno de explorarse. Me zambullí.
Yo tenía 26, ya con algunas vivencias ecologistas (léase: “de ambiente”), él 33 y recién saliendo a explorar el mundo gay. Había descubierto la disco o el “paraíso gay”, al cual yo no me animaba a entrar todavía.
Casi un mes de messenger y ya estaba listo para un primer encuentro. Mi cerebro ya estaba condicionado para que me gustase y eso pasó. Charlamos un buen rato, comimos algo y me propuso ir a la disco. Con la euforia del momento acepté encantado. Sistemáticamente empecé a indagar sobre sus gustos y aficiones, sorprendiéndome de las “enormes coincidencias” que teníamos. A veces confundimos esas coincidencias que más tienen que ver con el azar que con el hecho de haber encontrado a tu alma gemela. Que si le gustaba leer a Bryce, que se moría por tal canción de U2… Imagina que me pareció súper cool que su apellido fuera igual al apellido materno de mi abuelo paterno… ¡estábamos predestinados! ¡¡Já!!
Claro que sí hubieron detalles que hasta ahora hacen que una persona me caiga súper bien como que haya leído y le haya gustado “El Principito”, pero ahora sé que no se debe sacar conclusiones erróneas de esas coincidencias.
Esa misma madrugada ya nos sentíamos muy cerca el uno del otro y cuando me acompañó, nos besamos en el patio de mi casa entre las sombras de un amanecer que se aproximaba. No quisimos separarnos así que salimos nuevamente a la calle bajo una fina garúa y vimos el día aclarar y con él nacer muchas ilusiones y sentirnos cada vez más unidos, menos solos, inundados de ese feeling especial. Decidimos estar juntos.
Fue Una-Linda-Semana… Linda, porque sentí todo el paquete del enamoramiento; Una, porque eso fue lo que duró, una semana. Me dijo lo de ser amigos mejor el siguiente sábado en la discoteca. Dijo no estar preparado para una relación única (cosa muy opuesta a lo que había dicho, escrito y cantado durante esa semana), que yo ya había vivido mi etapa de descubrir y buscaba algo estable pero él recién se topaba con todo un mundo por explorar.
Decepción, sueños estrellados por querer volar antes de que le salgan alas y oh sí, muchas lágrimas. No delante de él, claro.
No se pudo salvar la amistad, pues a pesar de seguir en contacto un tiempo (nos veíamos en el gimnasio) no llegó a concretarse mucho.
Luego de recoger los trocitos aún sangrantes de mi pobre corazón y volver a unirlos para que siga latiendo, pude analizar mejor la situación y llegar a algunas ideas que luego pude aplicar con éxito para no “estrellarme contra el muro” otra vez entre crashes! bums! y bangs!
No me lamento de lo que me pasó, al contrario, valoro cada segundo en el que tuve el pecho vacío y la desesperanza más grande jamás imaginada, cada lágrima que desbordó mis ojos, pues aprendí a no entregar el corazón así de rápido y sin estar seguro pues es muy probable que lo entregue a alguien que no sepa que hacer con él.
Aprendí que el dolor más grande se hace pequeño y desaparece si dejas que el tiempo ejerza con sabiduría su poder curativo.
Aprendí que hasta en el momento más oscuro, la mano del amigo te encuentra y no deja que te quedes en el fondo del abismo. Gracias Ernesto por dejar que te estruje en un abrazo lleno de tristeza y te moje todo el hombro con mis lágrimas. Es algo invalorable y eterno. Aún ahora al recordar la escena, mis ojos se humedecen pero no por esa desilusión amorosa, sino por la gran alegría de tener un amigo como él.
Concluí además, que si bien es cierto se necesitan ciertos puntos en común, éstos no definen la armonía ni mucho menos aseguran el amor eterno. Se necesita más que eso para unir a dos corazones.
Comprendí que si no superas tus traumas o vives deprimido pues no podrás abrir el corazón a alguien más. George vivía oprimido de lunes a viernes y los sábados de disco entre música y mucho alcohol eran su idea de libertad. Yo sabía que eso no era cierto.
Pude salir de esa, un poco adolorido pero entero y más fuerte, con el conocimiento y el firme propósito de no volver a equivocarme. Mi experiencia no me garantizaba no volverlo a hacer por al menos iba a tener más cuidado.
Sé que a algunos les puede parecer exagerado haber sufrido tanto por alguien que sólo conoces unos días, yo también pensaba así hasta que me pasó, así que ahora tengo más respeto por el sufrimiento ajeno cuando alguien acude a mí por consuelo y eso me permite ser un apoyo más eficiente.
Así que ya sabes, si te pasa, acepta tus lágrimas y el dolor con valentía, algún día volverás a sonreír, serás más fuerte y sobretodo, tendrás los pies sobre la tierra cuando te vuelvas a enamorar.
(Escrito por Umbriel)