domingo, 16 de marzo de 2008

TÚ NO ME COMPRENDES

"Dime por qué se hace más difícil saber donde estoy,
creo que la soledad encontró un nuevo amigo
y ese soy yo…"
You don´t understand me. Per Gessle
Acerca de la ironía de tener a alguien al lado y sentirse solo e incomprendido.
El tema es ¿realmente no me comprenden? o ¿no soporto que alguien piense diferente o sienta diferente o en menor intensidad?
Historia conocida: homosexual que elige como mejor amigo a un heterosexual para luego querer comportarse como pareja inseparable.
Ese solía ser mi ideal de mejor amigo desde la infancia. Estar juntos, compartirlo todo, contarse todos los eventos cotidianos, sueños y anhelos futuros.
Ya había pasado por algo así con otros amiguitos a más temprana edad pero sin consecuencias funestas, bueno, al menos no tan extremistas… mmm, eso creo. En fin, antes de ingresar a la universidad y durante un bajón anímico en el cual había decidido precisamente no tener más amigos porque me había “enamorado” de uno, conocí a Cristhian; ambos estábamos en el mismo salón de la pre, postulábamos a la misma carrera y empezamos a hablar de tonterías y cosas superficiales. Irónicamente, detrás de su carpeta, con el corazón roto había escrito versos llenos de amargura. ¿Típico? déjenme pues, cuando uno está depre salen las rimas más bonitas y desgarradoras. Así, empezamos a charlar, yo sin muchas ganas de hacer amigos y él encontrando a alguien con quien conversar en un mundo de competencia por el ansiado ingreso.
Sentamos ciertas bases, yo ingresé en el primer examen y meses después él también en el segundo. Así que a esperar el inicio de clases, íbamos a pasar largos años juntos estudiando. No era que me entusiasmara demasiado la idea al principio, pero en ese lapso de esperar el inicio de clases, se aparecía en casa casi a diario, luego de su clase de inglés estaba puntual 9:30 am en mi puerta. Y mis padres le hacían pasar directamente a mi habitación… a despertarme (¿por qué se espantan? Acababa de ingresar a la universidad luego de mucho esfuerzo, merecía unas horitas extra de sueño, allá él que no estudió inglés antes, yo desde chiquito con el inglés hasta el avanzado, oh yeah!)
Y así creo que fuimos teniendo más confianza, yo tenía quien me escuchara, a quien hacerle escuchar tooodas mis canciones y traducírselas para que entendiera lo maravillosas que eran, a quien aconsejar sin juzgar, con quien compartir las cosas triviales y serias. Para él, todo eso era nuevo. Sus “amigos” habían sido compañeritos de colegio, sin más profundidad que la vida de Paris Hilton (pero sin millones), así que yo era el amigo que nunca tuvo, ni imaginó tener además, lleno de detallitos, desprendido, leal, entusiasta y buenísima gente… recontra gay en resumen.
Y así pasaron los primeros meses de clases, atrás quedaron mis temores de acercamiento amical que terminaban en enamoramiento. Me sentía seguro. Cristhian no me atraía físicamente, su “nivel afectivo” no era igual al mío, se vestía horrible, me parecía incompatible con cualquier relación hombre-hombre en el sentido más amplio. Así que me entregué… a dicha amistad.
En esa época estaba en la etapa en la que no podía negar mi atracción hacia los hombres pero tampoco podía aceptarlo ni siquiera conmigo mismo. Así que mis conflictos internos, mi incertidumbre y mi inseguridad empezaron a reclamar más atención de mi mejor amigo.
Craso error contar con alguien que no conocía la palabra reciprocidad, ni sabía estar cuando más se le necesitaba.
Craso error, además, reprochárselo, pues eso se convirtió en tema constante en los años venideros (sí… años).
Mis clásicos “tú no me entiendes” y “yo no te importo” contrapunteando con su “perdóname, prometo que no volverá a pasar”, “sí te quiero, no me di cuenta que te abandonaba” o peor con su “…”. Sí, se convirtió en parte de nuestros altibajos en los que pasábamos de querernos mucho a yo odiarlo y él suplicando.
¿Hubiera sido más fácil alejarme al no encontrar la tan ansiada comprensión? ¿buscarla en otro lado? ¿Hubiera sido más fácil y honesto de su parte mandarme a freír monos con mis lloriqueos y reproches en lugar de darme alas y prometer que la próxima vez sí, que no se dio cuenta, que no pudo mostrar interés porque dios sabe que fuerza desconocida lo mantenía impávido ante mi melodramática crisis emocional?
Quién sabe. El caso es que permanecí en esa turbulenta relación por muchos años, hasta que terminamos la universidad.
Pasaron muchas cosas entre nosotros, corrieron muchas lágrimas por nuestros ojos, nos dejamos de hablar un año entero en cuarto año, nos pasamos muchas veces en alguna esquina sin decirnos nada por horas, solo mascullando mi dolor y él sus disculpas. Llegamos a ser amantes casi al final. Yo fui su primera vez, fui el primero en despertar las sensaciones más intensas dormidas en su piel.
Pero al final me di cuenta de todos los errores que había cometido, lo bajo que había caído y lo poco que me quería a mi mismo. Sucedió lo inevitable y aprovechando ciertas circunstancias, emprendí un camino físicamente lejos de él.
Eso sirvió para poder sacudirme de todo el lastre acumulado, para renacer a una nueva vida, para darme cuenta que sólo se puede querer realmente a alguien cuando te quieres a ti mismo, cuando te aceptas tal como eres, cuando confías y das sin exigir cariño de vuelta.
Hay que tener suerte para encontrar alguien que te dé lo mismo que tú das en una relación, pero saben, creo que eso pasa cuando ambas personas tienen un mismo nivel afectivo y abren sabiamente su corazón a la persona indicada.
Te puedes equivocar. Yo lo hice mucho tiempo pero al final las cosas pueden cambiar, la vida Te puede regalar el amor verdadero, ese que saca lo mejor de ti, tus colores más brillantes y puros. Está allí esperándote, sólo tienes que dejar el orgullo, el egoísmo y quererte mucho!
(Escrito por Umbriel)

3 comentarios:

maxitolindo dijo...

He leído con mucha atención este artículo. Me hizo recordar mi época de universidad. En esos años, ante cualquier manifestación de cariño de mis compañeros, amigos y profesores, yo me sentía en deuda y con la imperiosa necesidad de retribuir en mayor grado, lo que inexorablemente me llevaba a sentirme de alguna manera "enamorado" aunque ese sentimiento no haya sido mutuo. Después trastoqué mis ideas y decidí que la mejor manera de volcar mis sentimientos hacia aquellos que me demostraban un poco de cariño era llevándomelos a la cama. Fue así que mis amigos, compañeros y profesores se convirtieron también en mis amantes.

Actualmente creo en la teoría de la naranja completa vs. la media naranja (la teoría es mía por más señas): una media naranja busca otra media naranja; aunque se encuentren, siempre serán medias naranjas y dificilmente podrán ir juntas porque ante la menor vibración, empujón o movimiento, tendrán a separarse. Por el contrario, si uno se siente completo, como una naranja completa, buscará otra naranja completa; está busqueda no es para completarse uno mismo con lo que uno no tiene, sino para compartir todo aquello que tiene y posee. Finalmente las naranjas completas ruedan juntas y al final hacen muy buen jugo al ser exprimidas (más de un vaso vs. medio vaso de las medias naranjas).

Ahora soy una naranja completa en compañía de otra naranja completa

Abrazos desde Ecuador

Muñeco Inflable

anTho dijo...

Realmente esta historia me fascina. Aún estoy en la universidad y , aunque no mantengo una relación directa entre mi vida universidad y mi vida bisexual, debo admitir que el lastre de la "reciprocidad" me ha tocado. Es dificil medir el grado de cariño que se debe corresponder y a veces uno da más o menos de lo que debería. Por eso, tomo la filosofía del menos es más, osea no soy muy cariñoso que digamos (xD) y pues si expreso en un grado "mayor" mi caño es porque realmente asi lo siento. Pero bueno, ese es mi tema.

Veo que son 2 personas las que escriben en este blog, y pues quería agradecerles por sus comentarios acerca del mío ((http://bisex-life.blogspot.com)) y de todas maneras seguiré sus post y los linkearé.

Saludos ^^

Juan Diego dijo...

Me gustó muchó la crónica. De todo lo que dices destaco este párrafo:

"sólo se puede querer realmente a alguien cuando te quieres a ti mismo, cuando te aceptas tal como eres, cuando confías y das sin exigir cariño de vuelta"

Esto es la única solución para no equivocarnos.

Un abrazo

Juan Diego