miércoles, 26 de agosto de 2009

UNA LOCA AVENTURA (CARTA A RADEL)

Una de las pocas veces que he sido realmente osado fue cuando se me ocurrió la loca idea de salir del Perú hacia Miami en pos de una aventura, el conocer en persona a quien por meses se había convertido en alguien importante, mi amigo por internet.

En aquel entonces, la idea de viajar rondaba mi cabeza, quería salir de Lima, el trabajo estresante, alguna que otra pena y la invitación de Radel (así se llamaba mi amigo cubano) para alojarme en su departamento me hicieron programar mis vacaciones con esa meta.

Varios amigos, sin contar a mi familia, me habían hablado de la locura que era el salir del país hacia la casa de un “desconocido”; pero en realidad yo a Radel no lo sentía así, le había tomado bastante cariño y sobretodo confianza, así que finalmente viajé y la aventura empezó. De ese encuentro le escribí lo siguiente:

“Aún recuerdo vivamente aquel primer instante en el que nuestras miradas se cruzaron y sentí la emoción de verte por primera vez, fue sólo un segundo, pero quizá el momento más sublime y más largo que yo he vivido y aunque suene contradictorio, el inicio de la culminación de un lindo sueño, mi sueño.

Había esperado mucho por llegar a ti en ese entonces, inclusive el pasar por un fuerte dolor de alejamiento de quienes yo quiero más en este mundo, pero mi alegría por verte me hizo fuerte y partí hacia ti, y que gran dicha, encontrarte tal cual yo imaginé sería, sabía que eras tú y te habría reconocido aún sin saberte como te sabía, pues sólo el ver tu mirada y tu sonrisa allí cuando yo te vi, me hizo sentir la persona más esperada y más querida de este mundo. Sé que este sentimiento lo volveré a sentir muchas veces más, pero como aquella vez, nunca, pues fue la primera y esa no se olvida. Lo que siguió a aquel instante, fue más hermoso aún, verte allí siguiendo mis pasos en paralelo, hasta que al fin pudiéramos estrecharnos en ese fuerte y emotivo abrazo.

Y fue lindo tocarte, sentirte que existías de verdad, que aquella persona a la que quise sin conocerla, a la que le brindé mi vida sin ningún miedo y a la que quería conocer, estaba allí a mi lado, sonriéndome, hablándome, y quería derramar lágrimas de emoción, pero me contuve, no podía creer que ya estaba contigo, cumpliendo un gran deseo. Mi sueño se había hecho realidad.

El camino hacia tu vida fue largo y a la vez hermoso, me hablabas y yo no podía dejar de tocarte, hasta que por fin se produjo lo inevitable, aquel primer beso, ese que no olvidaré jamás. Y después lo demás era sólo cuestión de tiempo, aunque se hizo interminable, estaba en otro mundo, otra civilización, distante de mi vida, pero al lado tuyo, sintiendo tu mano en la mía, sonriendo de alegría y olvidando mi pasado, sólo importaba ese instante, mi instante de felicidad. Al entrar a tu hogar, no me sentí un extraño, ya antes mi espíritu había ingresado allí y por eso me sentí cómodo y seguro de querer llegar donde fui feliz a tu lado, seis horas de mucho amor, pleno amor, donde te descubrí como lo que eres, y tu a mi tal cual soy, sin miedos ni nada. Ese día me marcó para siempre, quizá para toda la vida, y si bien es cierto, tú no fuiste la primera persona que entró a mi corazón, ni la segunda, si fuiste el inicio de una nueva etapa en mi vida que quiero recordar para siempre así como lo hago hoy, con mucho amor.

Alguna vez, sentí algo muy grande por ti, quizá amor que no quiso salir a flote por el miedo al fracaso, a la pena de no tenerte cerca y perderte para siempre, pero aquel día te amé con todo mi ser y me descubrí a mí mismo este sentimiento, uno que aún guardo para mi y que sé que quedará para siempre entre los dos”.

Como en esa carta se menciona fueron seis horas maravillosas al lado de un amigo que tuve sólo para mí. Después de aquel primer impacto, todo fue diferente, empezando por la locura climática de Miami y sus lluvias torrenciales que incluso inundaron la ciudad lo que una noche de paseo pudo llegar a convertirse en una tragedia, el carro en el que íbamos más parecía un bote, al abrir las ventanas y sacar la mano se podía tocar el agua que llegaba hasta la altura de las puertas, fue tanto el descontrol climático que huí de Miami, y así solo como llegué allí al día siguiente me metí en un bus con rumbo a Orlando.

Otra vez solo en un lugar lleno de gente desconocida, una nueva aventura para recordar y de la que contaré en un próximo post.

PD. La versión “sin censuras” de esta historia la podrán encontrar en mi otro blog.

(Escrito por Oberón)

2 comentarios:

hpereyraf dijo...

Aguanta! esto es ficcion o realidad x q me perdi o fue antes de Umbriel? ahhh

Umbriel y Oberón dijo...

Lemon... Lemon... obviamente fue antes de Umbriel, para ser mas exactos 4 años antes (valga la aclaración) :)